Más de 70 vehículos clásicos, 140 participantes, 700 kilómetros, tres días de competencia y un marco imponente: la ruta del vino de Mendoza.

Estos fueron los condimentos de una competencia que acaba de cerrar su décima edición y que, año tras año, se consolida como un evento ineludible en el calendario de actividades del mundo vitivinícola.

En esta oportunidad compitieron parejas no sólo de la Argentina, sino que también se incluyeron participantes de Estados Unidos, Rumania, Brasil, Alemania, Uruguay y Chile.

Así, en la línea de largada y de llegada se pudieron ver hermosos ejemplares que sirven para explicar gran parte de la historia automotriz. Entre ellos figuraron vehículos Porsche, Ferrari, Alfa Romeo, Jaguar, Mustang, Corvette, BMW y Mercedes Benz, entre muchos otros.


Durante la larga travesía, los competidores realizaron diversas pruebas de regularidad, con descansos en distintas bodegas mendocinas, en tanto que la fase final de la prueba se desarrolló entre los viñedos que Pulenta Estate posee en Agrelo, en pleno corazón de Luján de Cuyo.

Allí tuvo lugar una difícil pero emocionante competencia entre los viñedos para definir cuál de los 25 mejor posicionados se quedaba con el trofeo principal.


Cabe destacar que los anfitriones del evento de cierre del Rally de las Bodegas, compitieron con dos vehículos: el presidente de la bodega, Eduardo Pulenta, cubrió los 700 kilómetros a bordo de un Porsche 356 B Super 90 del año 1963, mientras que su hijo, Diego condujo otra joya de la casa alemana: un 356 SC blanco "cosecha" '64.


En diálogo con Vinos & Bodegas, Eduardo Pulenta aseguró que "hay muchos puntos en común" entre el disfrute que brinda manejar un auto de alta gama y beber una buena copa de vino.

Lo cierto es que el paralelismo entre la sobriedad y sofisticación de estos autos top y el estilo de vinos que elabora la bodega, con un portfolio ya consolidado, no es caprichoso.

Por el contrario, como quedó de manifiesto, la "experiencia Pulenta Estate", además de incluir vinos reconocidos mundialmente,también está profundamente arraigada al universo de los vehículos de alta gama.

Apoyado sobre la trompa de un 911 y mientras observaba cómo uno de los competidores avanzaba firmemente a través de uno de los caminos de tierra bordeado por un viñedo de Malbec, el experto relató la fuerte vinculación del apellido con el mundo de los autos y los vinos: "Hace 17 años que Pulenta tiene la representación exclusiva de Porsche en la Argentina. Paralelamente, este año acabamos de cumplir nuestra décima vendimia con esta bodega, pero hace 100 años que mi familia está totalmente vinculada a la industria vitivinícola".

"De chicos, de alguna manera todos soñamos alguna vez con acceder a vehículos de este tipo. Y una vez que se alcanza esa meta, vemos que la mejor manera de disfrutarlos es dedicándole tiempo, prestando atención a los detalles... cada auto de estos es un mundo, y esto mismo sucede con un buen vino. Requieren mucha atención ya sea para elaborarlo o disfrutarlo, pero la gratificación es increíble", relató Pulenta, tercera generación de enólogos.

La referencia a la que hace referencia Eduardo Pulenta sobre la importancia de los detalles no es menor: los vinos de Pulenta no son estridentes ni mucho menos. El espíritu que viene persiguiendo la bodega, con un portfolio de etiquetas ya consolidado, es el de alumbrar ejemplares de alta gama sumamente equilibrados y preparados para ofrecer una experiencia placentera al consumidor.

"La idea es conservar la fruta de la uva, la tipicidad de cada variedad. Y esto acompañarlo con la madera. Esto nos permite lograr vinos agradables, muy bebibles pero a la vez complejos", explicó Javier Lo Forte, enólogo de Pulenta Estate quien, en el marco de la competencia, ofreció un recorrido por parte del portfolio de la bodega.

La degustación se inició con La Flor Malbec 2011, que forma parte de la línea de entrada de gama de Pulenta Estate.

Se trata de un atractivo ejemplar, con una interesante nariz, dominada por frutas rojas y negras sobre un sutil colchón floral. Al paladar este Malbec presenta un ataque relativamente seco pero que es compensado a la perfección con taninos sedosos y dulces.

En boca es un vino jugosísimo -con la sucrocidad propia del varietal y una acidez en su punto justo, sin estridencias-, que va desplegando notas de café, heredadas tras su paso de seis meses por barrica, antes de apagarse en un final de intensidad media.

Luego, fue el turno de La Flor Blend 2009, elaborado a partir de uvas Malbec, Cabernet Sauvignon y Merlot.

Es un ejemplar que exhibe una interesante paleta aromática, donde se encuentran al frente, pero sin excesos, el clásico pimiento verde, acompañado por trazas de aromas mentolados. El fondo presenta un interesante mix de frutas rojas y negras.

En boca es un vino con buena untuosidad y taninos nada secantes pero con cierta rugosidad que le aportan estructura, complementado esto por un nivel de acidez que aporta una cuota de frescura. Antes de extinguirse en boca, aparecen sutiles aromas torrefactos, como de café que le agregan una cuota de complejidad.

Subiendo un escalón en el portfolio, la degustación continuó con Pulenta Estate Pinot Noir 2009.

Se trata de una etiqueta atractiva porque sigue una línea tradicional, más atada a los preceptos del Viejo Mundo, lo que deriva en un Pinot menos "frutilloso" que el promedio que se encuentra en el mercado. En nariz, manda lo mineral y notas asociadas al sotobosque, casi de manual. Hay un trasfondo de notas de cereza pero confitada, no fresca. En boca es un ejemplar con buena estructura y presencia, con un fluir con mayor peso en el paladar pero sin perder un milímetro la elegancia.

Por último, fue el turno del Pulenta Gran Malbec 2009, una de las etiquetas que forma parte de la línea tope de gama, elaborado con uvas procedentes de viñedos de Agrelo y Tupungato.

Se trata de un vino elegante por definición, con una fruta roja madura que amalgama de manera óptima con tenues aromas a vainilla y dulce de leche, aportados por su paso por barricas francesas y acompañado por sutiles aromas tostados. En boca se presenta como un Malbec de paladar pleno, envolvente, con taninos sedosos pero firmes, que lo vuelven carnoso y contribuyen a darle forma a un final de larguísima persistencia.

En este contexto, Lo Forte recalcó que "el estilo de Pulenta es lograr vinos elegantes, con algo de madera, pero muy delicada, y una fruta que esté potenciada".

Para ello, aseguró que "nosotros hacemos un trabajo muy delicado en la bodega pero el aporte del terroir es fundamental y es lo que explica en mayor proporción la calidad de nuestros vinos".

Mientras tanto, de fondo, continuaba oyéndose el rugido de los motores.

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Fuente: iProfesional.