Alejandro Martínez, miembro de la Asociación Argentina de Sommeliers, analiza en exclusiva para Vinos & Bodegas esta tendencia que se impone.

¿Qué entiende por "vinos de altura"? "A mí me suena a vinos de alta categoría", responde Vanesa (28), Licenciada en Comunicación Social, quién abordó el tema de la comunicación de vinos para su tesis, en su Venezuela natal.

A decir verdad, parece tratarse de un término acuñado localmente, en tanto, la mayoría de los consumidores argentinos, suelen relacionarlo de inmediato con Salta.

Y, no en vano, los norteños más que nadie supieron explotar la altura de sus valles, para promocionar sus intensos y aromáticos caldos. Es una provincia que, a pesar de representar sólo el 1% de la producción total del país, pudo posicionarse tanto en el mercado local como externo.

El éxito se debe tanto a la personalidad indiscutida de sus vinos, como al marketing inteligente de resaltar sus diferenciales, y la altura es sin duda, uno de ellos.

Sucede que, observando las principales regiones vitivinícolas del mundo, vemos que la mayoría está por debajo de los 700 metros sobre el nivel del mar; algunos ejemplos: Burdeos en Francia 20 mts., Rioja y Ribera del Duero en España promedian los 600 mts, Napa y Sonoma en California menos de 200 mts y algo más de 500 mts en Barossa, Australia.

Es así que Argentina exhibe una de las viticulturas más altas del mundo, siendo Salta la que ocupa el primer lugar en el podio, con viñedos a más de 3.000 metros en Payogasta, pasando por Cafayate a 1.750 mts y Colomé a 2.400 mts.

Aunque desde luego, no son los únicos que están más cerca del sol; en San Juan encontramos el valle del Pedernal, una "perla" a 1.450 msnm, y en Mendoza, Luján de Cuyo raya los 1.000 metros de altura, y la afamada región de Valle de Uco en el oasis central, se eleva hasta los 1.400 msnm.

Si bien la altura no debe entenderse como sinónimo de calidad, lo cierto es que los viñedos que ostentan esta condición cuentan con grandes ventajas.

Por un lado, permite una mayor amplitud térmica, la cual a su vez se traduce en mayor concentración de aromas y polifenoles.

Por otra parte, es importante destacar que, a medida que ascendemos 180 metros, disminuye 1 grado centígrado la temperatura.

Condición sin la cual, una provincia tropical como Salta, no podría elaborar tintos robustos de gran estructura, así como frescos blancos, con mucha personalidad y autenticidad.

Si bien aún, los vinos de altura salteños, tienen mucho camino por recorrer, hoy podemos apreciar en ellos vestigios de su origen y la idiosincrasia de su gente, lo que los franceses llaman terroir.

Cinco exponentes para tener en cuenta:

Cafayate Torrontés 2010, bodega Etchart ($21) VER FICHA AQUÍ.
Fiel al terruño y tipicidad varietal, elaborado por una de las bodegas clásicas del valle calchaquí, que hace de esta variedad su cepa de bandera. Atractivo, resalta por sus aromas de azahares, jazmines y duraznos con un toque de citrus. En boca es refrescante y vivaz, mostrando justa acidez. De carácter frutal, muy bebible y versátil a la hora de acompañarlo con comida. Su precio, otra gran virtud.

Don David Tannat 2008, Bodega El Esteco ($44) VER FICHA AQUÍ.
Una evidencia de lo bien que están evolucionando los vinos salteños. Buena concentración de color, y agradables aromas especiados, con notas de chocolate blanco. Voluptuoso y equilibrado, invita a seguir bebiendo. La madera se muestra bien integrada. Un tinto de deleite. Si encuentra esta cosecha, no pierda la oportunidad.

Finca Domingo Malbec 2009, Bodega Domingo Molina ($49) VER FICHA AQUÍ.
Los vinos de esta clásica bodega de Yacochuya, son bien típicos de Salta. Este Malbec es oscuro, potente, pero jugoso y fresco. De entrada algo dulce y buen cuerpo, es ideal para la cocina cotidiana.

RD 2008, Bodega Tacuil ($120)
La bodega de la familia Dávalos elabora este excepcional corte de Cabernet y Malbec, a 2600 metros de altura. Un vino que hay que probar casi obligatoriamente para entender hasta donde pueden llegar los vinos del cielo. Un dato novedoso: no utiliza madera.

José Luis Mounier Torrontés 2009, Bodega José Luis Mounier-Finca las Nubes ($38)
Aromático, de ésos que recuerdan a la uva misma que le dio la vida. Jazmines se mezclan con cítricos en la nariz. En boca es algo herbal y fresco. Me recuerda al sol de Salta, y a su gastronomía.

Fuente: IProfesional.