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BRISAS DE RENOVACION

Brisas de renovacion
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25/07/2013
Desde hace dos años que Finca La Anita vive una revolución. De la mano de Manuel Mas, y ahora también de su flamante enóloga, sus vinos evolucionan sin dejar de lado su mística. Y para demostrarlo, la bodega realizó un evento sin precedentes en la que ofreció todas sus cosechas actuales y presentó dos novedades imperdibles.

El vino cambia, siempre cambia porque está en su naturaleza. Esa dinámica que le brinda cada año la cosecha, obliga a los bodegueros a estar constantemente pensando sus vinos. Y en eso está Manuel Más, propietario de Finca La Anita, más abocado que nunca. Sabe que tiene en sus manos una joya preciosa que él mismo forjó durante tantos años. Y que incluso creció en medio de la abrumadora competencia. En Finca La Anita siempre se hizo culto al marketing del anti-marketing. Pues ahora eso también ha cambiado, porque ya no basta con ser considerada una bodega de culto. Ahora hay que salir al ruedo y demostrarlo día a día. Con los periodistas, con los sommeliers, con los restauranteurs y los dueños de vinotecas para que entre todos, tengan respuestas actualizadas para ustedes; los consumidores. Quienes son en definitiva las destinatarios de todos los esfuerzos que se hacen en bodega.

Y lejos que esto signifique caer en lugares comunes, y apelando a la creatividad y a su reconocido entusiasmo, el creador de la pequeña bodega más grande del país, presentó todos sus nuevos vinos de una. Para que todos los interesados en ellos pudieran entender en que anda Finca La Anita, sin necesidad de viajar a Mendoza. Y si bien es imposible traer el imponente paisaje de Agrelo a la city, Manuel Más hizo posible que más de doscientos profesionales del vino se sintieran tan bien como en la finca.


Los vinos de Finca La Anita invadieron por un día la Florería Atlántico (cita en Arroyo 872), el bar de moda de la ciudad. Un recorrido libre a través de quince vinos, todos nuevos, sin interrupciones y sin apuros, permitió entender, a través de la degustación, el mensaje de La Anita.

Ya desde el vamos el anfitrión recibía a todos con una copa del Rosé Petit Verdot 2011, fragante, amplio y exuberante. De allí, sin escalas ni preámbulos al subsuelo. Donde cada vino esperaba pasivamente en su mesa para ser degustado. Todo comenzó con el FLA Chardonnay 2011, con ese volumen de boca maduro y refrescante a la vez, típico de los blancos de la casa. Luego los Luna, Merlot y Syrah 2011, Malbec y Cabernet Sauvignon 2012. Vivaces y ricos en expresión, con más energía. Posteriormente fue el turno de los FLA tintos. El Petit Verdot 2011, que sigue demostrando por qué es de los pocos exponentes de este varietal en el mercado. Malbec y Syrah 2011, ambos emblemas de la casa, como siempre equilibrados y elegantes a la vez que lejos de la moda, como ya es su costumbre. Junto a ellos el Cabernet Sauvignon 2012, prueba que en Agrelo dicho cepaje se siente muy cómodo y puede dar vida a vinos complejos y de guarda.


Sin dudas, una de las mesas que más llamó la atención fue la de los blends, ya que allí esperaban las flamantes novedades de la bodega. Corte G y Corte Aniversario. Ambos de 2011, el primero un vino co-creado con Phil Crozier, sommelier responsable de Gaucho, la prestigiosa cadena de restaurantes británica dedicada exclusivamente a la carne y los vinos nacionales. Se trata de una mezcla de Malbec (50%), con Cabernet Sauvignon (30%), Syrah (15%) y resto de Petit Verdot, que fermentaron en tanques de acero y se combinaron inmediatamente para luego hacer reposar el blend en barricas de roble y esperar su evolución. Así nace este tinto mordiente, ágil, intenso y casi atrevido. El Corte Aniversario ($345) es algo más serio; pero no tanto. La idea de Manuel Más es tener un vino único para festejar los primeros 20 años de Finca La Anita. Y es por ello que eligió combinar dos variedades que lo identifican. Una desde su nacimiento; el Syrah, mientras que la otra habla de su actualidad; el Petit Verdot. Sólo se hicieron 2300 botellas de este tinto que goza de buen volumen, expresivo, amable y con cierta tenacidad que le auguran un buen potencial de estiba. El Varúa 2011, fue el elegido para terminar el recorrido. Un señor Merlot, como pocos de los concebidos en el Cono Sur. Pero las sorpresas no terminaron allí. Ya que para coronar el cierre y acompañar los ocurrentes apetizzers servidos en la PB del Atlántico, rodeados de flores, se descorcharon botellas guardadas de Finca La Anita Syrah 2002, Merlot 2003, Semillón 2004 y Malbec 2005. Así todos pudieron comprobar que más que brisas en Finca La Anita soplan vientos de renovación, manteniendo intacto el espíritu original de su creador.


Fuente: Fabricio Portelli - El Conocedor.


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