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LOS VINOS DE FAMOSOS: CUANDO EL EGO Y LOS NEGOCIOS SE CONCENTRAN EN UNA BOTELLA

Los vinos de famosos: cuando el ego y los negocios se concentran en una botella
Tiempo de lectura:
10 minutos

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07/09/2012
En la Argentina, distintas personalidades decidieron encarar su propio proyecto vitivinícola. ¿Qué los impulsa y qué ofrecen al mercado?.

El "efecto derrame" alrededor de una personalidad reconocida viene de larga data. Sin embargo, en los últimos años, en un mundo hipercomunicado como el actual, este fenómeno, en el que un famoso cruza las fronteras de su "zona de confort" para incursionar en otras actividades, se ha potenciado.

Futbolistas que venden shampoo, tenistas que posan con ropa a la moda, boxeadores que explotan su propia imagen para participar de certámenes televisivos de baile... los ejemplos sobran.

Sin embargo, en la búsqueda de glamour, hay quienes van un paso más allá y, para consolidar su nombre y asociarlo a un luxury way of life, deciden estampar su firma en un perfume o en una botella de vino.

"El vínculo entre los famosos y los productos como los perfumes y el vino es muy fuerte. Ambos son productos de alta imagen y son una gran tentación para el famoso de turno", sintetiza Martín Pérez Cambet, gerente comercial de Casarena Bodega & Viñedos.

Claro que estos casos no son tan masivos como los anteriores. Básicamente porque una cosa es posar y recomendar un acondicionador de pelo manufacturado por una multinacional y otra muy diferente, especialmente cuando el famoso se pone al frente del proyecto, es desarrollar un producto específico y encarar una inversión que muy difícilmente le genere ganancias en el corto o mediano plazo.

En este contexto, Pérez Cambet aseguró que "el tema financiero suele terminar matando al placer y automáticamente se cae el esnobismo".

Este es un punto no menor, dado que un proyecto vitivinícola de envergadura, puede demandar un horizonte de recuperación de la inversión de 10 a 15 años, especialmente en los casos en que en la iniciativa se contemple la compra de viñedos y la construcción de una bodega.

Para los proyectos de menor escala, en los que no se considera una estructura propia sino que se terceriza todo el proceso de producción de uva y elaboración en bodega, lógicamente los plazos de recupero bajan y los montos de desembolsos son menores.

Sin embargo, elaborar una partida de varias miles de botellas y realizar una activa campaña de marketing para lograr al menos una mínima presencia en el canal de comercialización y garantizar la rotación del producto, puede requerir de unos 5 años hasta que quien encare el proyecto pueda ver algún retorno genuino. Si es que lo logra.

"En el mundo del vino, lo principal es saber a quién uno le va a vender el vino. Desde ahí uno puede plantear toda su estructura", acotó el experto, al tiempo que recalcó que una de las principales falencias de estas iniciativas es que "por lo general, se plantean como vinos que pretenden ser más de lo que son y no suelen tener el precio que la gente está dispuesta a pagar".

En este contexto, Pérez Cambet trazó un duro diagnóstico: "Hasta la fecha no hubo ningún proyecto exitoso duradero en el tiempo... ni el vino de Maradona sobrevivió. Se podría decir que el único que genera respeto es el de Francis Ford Coppola en California", al tiempo que reconoció que "hay otras iniciativas que se hicieron muy en serio, cómo el de Joan Manuel Serrat, en España, o el de Gustavo Santaolalla en Mendoza, que se está posicionando bien".

Además, salvo contadas excepciones, el experto recordó que, en general, "el famoso puede llegar a participar en el corte final del vino y en el diseño de la etiqueta. El resto de trabajo será siempre esfuerzo del equipo técnico".

Entre el Cielo -de los flashes y la alfombra roja- y la Tierra

El proyecto de Gustavo Santaolalla es uno de los más consolidados, dado que se inició en el año 2005, cuando el multipremiado músico y productor adquirió una finca de 22 hectáreas ubicada en Lunlunta, Luján de Cuyo. En la iniciativa, Santaolalla sumó como socio a su amigo y colega Raúl Orozco.

En la actualidad, ambos músicos están cultivando mayormente Malbec, así como también Cabernet Sauvignon y PetitVerdot.

Hasta ahora, el proyecto, bautizado Cielo y Tierra, cuenta con tres etiquetas en el mercado: Don Juan Nahuel Reserva Malbec -vino ícono de la bodega, con paso de 24 meses por barricas nuevas- Don Juan Malbec -20 meses de crianza en roble- y Celador Malbec -12 meses de paso por madera-

Durante el lanzamiento de la bodega, Santaolalla destacó que "cada uno de los proyectos creativos que realicé en mi vida se ha inspirado en tres conceptos: la identidad, la visión y la búsqueda de la excelencia. Esta trilogía está plasmada con pasión en estos vinos".

Un dato a destacar es que sus etiquetas vienen recibiendo buenas críticas y puntajes, como las tres medallas de oro en la edición 2010 del concurso Sélections Mondiales de Vins, Canadá; o los 92 puntos otorgados por The Wine Advocate en 2011 a su Malbec Reserva.

En este contexto, Vinos & Bodegas degustó el Don Juan Nahuel Malbec 2006, elaborado a partir de uvas provenientes del viñedo de Lunlunta y que se consigue a un precio sugerido de $135.


Se trata de un Malbec sumamente expresivo en nariz, con mucha cereza roja bien al frente y la clásica vainilla aportada por su paso por barrica. Hay quienes podrán achacarle que la madera está bastante al frente, pero desde nuestro punto de visa, es un vino muy efectivo, que apela a un recurso bastante transitado por la vitivinicultura nacional, pero que sigue funcionando a la perfección. En boca tiene un andar jugoso y aterciopelado, como era de esperar por la añada. Antes del final, elegante y de buena persistencia, se potencia la fruta y el roble.

Claramente es una etiqueta que no intenta marcar tendencias, pero es un vino decididamente franco, directo y sabroso. Desde Vinos & Bodegas esperamos que se mantenga la diversidad de estilos y este perfil de vinos sobreviva al "nuevo orden" mundial que apunta a vinos bien frutados y con una madera cada vez más relegada a un segundo plano.

Un proyecto con el sello Rolland

Una de las últimas bodegas que cuenta con el sello de la fama es Cinco Lunas, propiedad del periodista de espectáculos Jorge Rial, quien el año pasado presentó en el mercado sus dos primeras etiquetas: Rocío Moreno Gran Corte 2009 y Rocío Moreno Reserva Malbec 2009, elaborado a partir de viñedos de Agrelo y Visaflores.

La particularidad de este proyecto es que cuenta con la asesoría de EnoRolland, la consultora que es propiedad del flying winemaker Michel Rolland y con el management local de la enóloga Gabriela Celeste.


Vinos & Bodegas degustó Rocío Moreno Reserva Malbec 2009, que registra una crianza de 14 meses en barricas de roble francés, una característica que no pasa por alto. Por el contrario, es un Malbec rollandiano por definición: en nariz entrega la clásica fruta roja, pero también mucho de esa vainilla aportada por la madera. En una segunda etapa, emergen trazos especiados. En boca, taninos firmes y bien redondeados, que le otorgan presencia. En síntesis, un vino elegante y recomendado para aquellos que buscan un buen dueto entre fruta y madera.

Este vino lo distribuye Carmin y tiene un precio sugerido al público de $90.

Cabe destacar que la iniciativa surgió como una consecuencia natural de la pasión que desde hace años el periodista cultiva por el mundo del vino, que cuenta con una cava personal provista por más de 1.000 etiquetas.

Si bien se tejieron todo tipo de especulaciones sobre el futuro de la bodega, luego de la ruptura matrimonial de Rial, lo cierto es que Cinco Lunas ya tiene unas 10.000 botellas cosecha 2010 y desde el año pasado ya vienen trabajando con las añadas 2011.

VyD: vinos con el sello de Nacho Viale

El joven empresario Nacho Viale, de la mano de su amiga Dominique Dujovne, encararon un proyecto vitivinícola boutique, con partidas muy limitadas de alta gama, que apunta a satisfacer tanto la demanda local como diversos mercados internacionales.

Con el aporte del winemaker Juan Carlos Chavero, Viale y Dujovne dieron vida a VYD, marca bajo la cual alumbraron dos líneas: VYD, vinos de guarda con 12 meses de barrica de roble francés y americano de primer y tercer uso, conformados por un Malbec, un Cabernet Sauvignon y un Torrontés; y VYD Single Vineyard, la línea alta, con 18 meses de paso por madera, elaborada a partir de viñedos cuidadosamente seleccionados y que cuenta con un Malbec, un Cabernet Sauvignon y un Chardonnay.

El amor del este joven entrepreneur por el vino se fue gestando años atrás, cuando comenzó a viajar a Francia junto a su abuelo, Daniel Tinayre, una experiencia gracias a la cual fue refinando su paladar y, además, le permitió conformar una cava que, asegura, tiene algunos de los más reconocidos vinos del mundo.

"Somos fervientes defensores de las características que imprimen a los vinos los terroir del nuevo mundo. Creemos que la ventaja comparada se encuentra allí, en reivindicar nuestra personalidad a la hora de llegar al mercado consumidor más exigente. Sin embargo, no se puede negar la influencia de la industría vitivinícola francesa en el diseño, estética y comunicación de VYD", destacó Viale, en diálogo con este medio.

Consultado sobre si se han encontrado con algún tipo de desconfianza por parte de los consumidores, Viale destacó que "prejuicios existen siempre, y quizás sea otro de los lindos desafíos que tenemos por vencer, pero sin dudas cuando la gente se acerca o se acerque a nuestro producto, rápidamente se lo rompemos".

El plan de negocios de VyD contempla destinar un 30% de la producción al mercado interno y el resto a la exportación. En este sentido, ya enviaron las primeras cajas a China y en breve estarán desembarcando en el mercado estadounidense.

Vinos & Bodegas degustó el VyD Malbec Single Vineyard 2008, que salió al mercado con un precio sugerido de $170.


Se trata de un Malbec donde la fruta compite con lo floral, sumado a un toque balsámico y el aporte de la madera, que convida con notas de café y vainilla. Al paladar presenta un paso ágil, no muy estructurado y con un final de persistencia media. Es un vino agradable y fácil de beber. Por sus características, tiene una relación calidad/precio que, en futuras añadas, debería reconsiderarse.

En este contexto, Pérez Cambet recordó que en el mundo está lleno de ejemplos de personalides que incursionan en el glamoroso mundo del vino, tales como Sting, Drew Barrimore, Antonio Banderas, Gerard Depardieu, Emilio Estévez, Fergie de Black Eyed Peas, Luis Miguel, Ricardo Arjona y Serrat.

"Siempre habrá un famoso dispuesto a ponerle su nombre a una botella", destacó el experto.

Sin embargo, luego es el mercado quien decide.


Fuente: J.D.W. - iProfesional.




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