Viña Cobos invita a degustaciones Premium, a cabalgatas entre los viñedos y a exclusivos programas donde los altos puntajes de los vinos son los que hablan.

Ya conocíamos los vinos, esos que viajan por el mundo y nos hacen quedar tan bien y que inmejorablemente sientan por estos pagos cuando, una noche después de una larga jornada laboral, descorchar ese Malbec apacigua el alma. Siguiendo los embrujos del varietal, Turismo se trasladó hacia la bodega, el templo de Perdriel en el que elabora Viña Cobos.

Tan cuidado como sus caldos, el entorno de vides acaricia el moderno edificio que no se queda en el cemento implacable sino que se acomoda a la Mendoza que desde la Ruta 7 deja ver las artes de esta tierra. Y a modo de bienvenida otro arte, el de Sarelli, saluda, afirmando que estamos a punto de vivir una experiencia que engalana las rutas enológicas vernáculas.

Nos cuentan que todo empezó, como los grandes sueños, con una vaga idea de Paul Hobbs, enólogo californiano y sus hoy socios argentinos, Andrea Marchiori y Luis Barraud: hacer vinos ultra Premium a los pies de la cordillera de los Andes.

La sapiencia del Norte por un lado y la tradición europea heredada por otro, se fundieron dando origen a varios de los varietales premiados por aquí y por allá. Y en ese más allá cabe destacar que en 2006 el Malbec de Cobos obtuvo el puntaje más alto para un vino argentino hasta nuestros días.

Las viñas de la finca Marchiori a la que mira la bodega, son parte del secreto. Los altos estándares de calidad y la utilización de técnicas de vanguardia en los procesos de vinificación contribuyen, aunque la pasión es sin dudas el condimento que hace escalar posiciones al elixir.

Mientras las notas de cata de un Bramare Luján de Cuyo Cabernet Sauvignon surgen sin permiso, seguimos interiorizándonos sobre este terroir que resulta la cuna de excelsos vinos.

La altura del viñedo -Marchiori-, el suelo drenado, la baja presencia de materia orgánica, favorece a que las uvas crezcan en un ambiente esencialmente orgánico. De allí sus líneas Nico y Cobos Malbec, que sólo se elaboran en vendimias excepcionales. También de esa vides -de bloques más jóvenes- parte de la línea Bramare -Malbec, Cabernet Sauvignon y Chardonnay-. Por otra parte las uvas de la finca de otro sector de Luján de Cuyo y la crianza en barricas de roble durante 18 meses, da cuerpo a caldos de la misma línea y a los Felino, vibrantes, elegantes, completos en boca e ideales para maridarlos con los productos mendocinos.

Aprehender el enclave

Los curiosos descubren las vides y sus secretos entre las hileras, a caballo siguiendo la propuesta que Viña Cobos junto a Finca Las Lechuzas diseñaron por los callejones del Viñedo Marchiori.

Todo comienza temprano, cuando el sol entibia el ambiente en Las Lechuzas. Quienes llegan encuentran con un acogedor salón de bienvenida, terraza, sala de monturas y, por supuesto, establos de alta calidad. Además, y esto no es detalle menor, hay un horno de barro y parrilla, al aire libre, para cocinar utilizando técnicas culinarias argentinas, cuando el programa lo requiere.

Cuentan los de la finca que los caballos fueron seleccionados por sus cualidades para moverse en el terreno circundante y por el temperamento tranquilo que se adecua a diversos visitantes. El experto en los animales ostenta un brillante entrenamiento propio de quien desde niño se crió en un entorno ecuestre, pero además trabajó en estancias de diferentes puntos del país. En la actualidad vive en la finca y guía los paseos con su pericia y cordialidad. Luego de un desayuno liviano, llega la presentación de los caballos, momento de montar y dejarse guiar por los dominios de la vid.

Tras 40 minutos aproximadamente de cabalgata se arriba a Viñas Cobos para conocer la bodega y participar de una degustación clásica. Nuevamente cabalgando los invitados regresan a la finca para compartir un refrescante aperitivo. (U$S 96)

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Fuente: Los Andes.