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LOS MEJORES VINOS BLANCOS PARA BEBER CUANDO HACE FRÍO

Los mejores vinos blancos para beber cuando hace frío
Tiempo de lectura:
4 minutos

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06/06/2012
La gastronomía invernal no se alimenta sólo de tintos. Algunos platos van mejor con vinos blancos, pero no con cualquier tipo de blancos.

Esta es una selección de 10 etiquetas perfectas para platos invernales.

¿Cómo? ¿Beber vinos blancos en invierno? Claro: existe una gastronomía de invierno que no exige la potencia del tinto, sino cierta delicadeza aromática, textura cremosa y contrapunto de rica acidez. Cerdo con salsa agridulce, por ejemplo, también fondué de queso o polenta con queso parmeggiano. Cualquiera de los blancos que listamos a continuación son la mejor opción; sea cual fuere, el dato es nunca beberlos helados: para que funcionen bien con la comida deben rondar los 10 a 12º C.

Saurus Chardonnay 2009 ($53). Destaca por sus aromas de miel y maíz y por su rica acidez y andar suelto, que premia la boca con la facilidad de su trato. Excelente compañero para una polenta gratinada, rellena de ricota, queso mantecoso, aceitunas negras y apenas regada por salsa de tomate.

Álamos 2010 ($55). Cosecha tras cosecha resulta un combo perfecto de color dorado verdoso, con aromas frutales que recuerdan a la manzana y al ananá, matizados por abundantes notas del roble de crianza que aportan untuosidad. Ideal para acompañar unos ravioles de ricota y nuez con crema de hongos de pino secos.

Una selección de Ricardo Santos Semillón 2010 ($60). De todas las variedades blancas, el Semillón es una de las más indicadas para la mesa de invierno, porque ofrece boca estructurada y buen equilibrio. Este, por su precio, está entre los más ajustados en relación con la calidad. Ideal para acompañar un pollo al horno con vino blanco y hierbas aromáticas.

Las Perdices Sauvignon Blanc Fumé 2010 ($60). Los Sauvignon Fumé son fermentados y criados en barricas de roble. Típicamente borgoñón, este método realza el cuerpo del vino y le aporta una nota de humo cordial y exótica, que además explicaría la parte de "Fumé". Con seis meses de barrica, este destaca por su aromática cítrica y ahumada. Perfecto para ponerle sabor a un rico risotto azafranado.

Humberto Canale Old Vineyard Riesling 2010 ($75). Este blanco chispeante cumple en aportar aromática perfumada -en el mismo sentido que es perfumado un Torrontés- pero con notas exóticas. Eso, además de frescura y buen volumen de boca, que lo ponen como número cantado para acompañar unas chuletitas de cerdo, con un chutney frutal o con mostaza de Dijon.

Linda Flor Chardonnay 2009 ($85). Dorado a la vista, la madera es evidente en los aromas, con notas ahumadas y vainillosas; al paladar se presenta amplio y untuoso, con buena acidez. De ahí que resulta eficaz como compañero de unos raviolones de calabaza con oliva, crema y salvia.

Gala 3 2010 ($120). De los pocos assemblages blancos que hay en el mercado, Gala 3 es un vino al que prestarle especial atención: verde amarillento, destaca en nariz por su completa gama de perfumes, que son la antesala de una acidez mineral y crujiente. Está recetado para acompañar platos de mar, delicados e intensos a la vez, como el potente pulpo a la gallega o unos camarones pil pil.

Alegoría Gran Reserve Chardonnay 2009 ($140). Gusta por su elegancia mineral y cremosidad, con una rica acidez que acompasa el andar untuoso de sabor frutal. Acompañará bien a una fondue de queso por dos motivos: su indiscutible condición de gran vino y porque se comparte el gasto entre varios y se pueden beber un par de botellas.

Trapiche Gran Medalla Chardonnay 2009 ($220). Blanco fermentado y criado en barricas sobrelleva, con marcada acidez y buen balance, la abundancia del roble que perfila a su vez una aromática que recuerda a la vainilla. Todos valores que lo ponen como una fija para acompañar un lenguado con champiñones, saborizado apenas con jengibre, nuez moscada y unas gotas de limón. En Internet está la receta para darse este gusto high class.


Fuente: La Mañana de Neuquén.


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