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EL "PADRE" DEL MALBEC MENDOCINO

El "padre" del malbec mendocino
Tiempo de lectura:
5 minutos

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01/09/2011
Autodidacta del vino, recorrió viñas desde los 8 años. Hoy, a sus 94 y como ciudadano ilustre de Maipú, recuerda cómo trabajó desde el Estado en los '50 para concientizar a los productores sobre la necesidad del cultivo de nuestra cepa emblemática.

A mediados del siglo pasado, cuando la industria vitivinícola local tenía que tirar el vino por las acequias, comenzó un proceso de reconversión liderado por un mendocino que hoy, con 94 años a cuestas, todavía siente la misma pasión por su trabajo. En aquella época ya no había mercado para los vinos criollos. Entonces Humberto Severo Italiani caminó finca por finca y bodega por bodega para convencer a los productores acerca de las bondades de la plantación y elaboración de varietales como el malbec y el cabernet.

Si bien el hombre prestaba sus servicios para el Gobierno provincial junto a muchos otros especialistas en la materia, Italiani es considerado hoy un visionario de la industria madre de Mendoza, porque con extrema paciencia y elaborados planes de injertación y distribución de varietales de uvas finas, cumplió su objetivo de sustituir plantaciones de baja calidad por otras provenientes de clones seleccionados en las estaciones experimentales que tenía a su cargo.

El evangelizador

Tal vez muchos mendocinos, argentinos y hasta extranjeros que hoy invierten y obtienen millones de dólares en la industria vitivinícola de nuestra provincia desconocen que hace casi 70 años, cuando no existía posibilidad de exportación del vino y su precio había caído tanto que las bodegas tenían que "regalar" producciones completas, existió un "evangelizador" que aprendió a amar la tierra como pocos, cuando a los 8 años comenzó a trabajar en la viña junto a su padre, un inmigrante italiano que llegó en 1902 a nuestra provincia.

"En aquella época no había dinero para estudios secundarios ni universitarios. A los 8 años empecé a trabajar con mi padre en la viña y fui aprendiendo de todo un poco. Después fui policía durante dos años, hasta que ingresé en la política con el General Juan Domingo Perón. Soy un nacionalista de pura cepa. Pero mi sueño era tener un contrato de trabajo. En la viña y la policía había sueldos muy bajos y las leyes no nos cuidaban. Entonces fui haciendo carrera en el Estado, en lo que se llamaba la Dirección Agropecuaria. Fue un trabajo que tomé con mucho amor y que cuidé durante 32 años", cuenta Humberto sentado en una silla ubicada en una galería interna de su humilde casa en Maipú.

Allí enfrentó su mayor desafío en la función pública al frente de las investigaciones técnicas realizadas en la estación experimental Palmira. Había que encarar la "Reconversión Vitivinícola", algo que significaba luchar contra el hábito y la historia de los productores mendocinos acostumbrados a la cantidad por sobre la calidad del vino.

"El malbec no era una novedad; ya estaba en Mendoza pero no se lo sabía comprender. Como técnicos de la provincia hicimos un trabajo de concientización con los productores. Recorrí e inspeccioné fincas y bodegas de toda Mendoza. Analizamos terrenos y combatimos plagas. Nadie creía en el malbec. Todos decían "yo no voy a ser tan cobarde de elaborar tan pocos quintales", cuenta Humberto.

Pero el objetivo se fue logrando de a poco, incluso cuando el Gobierno nacional decidió que todos los que prestaran servicios en su sector tenían que ser técnicos con estudios formales.

"Yo me formé en el campo, me pedían un título que no tenía, entonces tuve que rendir un examen de competencia. Me hicieron algunas preguntas y a los 20 minutos me dijeron que tenía un 10. Desde ese momento soy Técnico Viticultor no universitario", comentó orgulloso.

Auge y futuro del malbec

Lo cierto es que después de algunos años a cargo de la Reconversión, este visionario ya podía apreciar los resultados de su trabajo. "Hubo un auge repentino del malbec, porque además ganó mucho mercado gracias a los capitales foráneos. De una realidad en la que se arrancaba la viña para plantar tomates y que los bodegueros se ahogaran en su propio vino, pasamos a mejorar métodos de producción y a que nuestros vinos compitieran y hasta ganaran concursos internacionales con muy buenas notas. Incluso la Fiesta de la Vendimia, ayudó mucho para que todo cambiara", reflexionó.

En 1979, cuando estaba al frente del Plan Vitícola Provincial, don Humberto Italiani se jubiló y comenzó a dedicar tiempo a otra de sus pasiones: la poesía.

El año pasado, a sus 93 años, fue nombrado ciudadano ilustre de Maipú, departamento donde hoy don Humberto vive sin ningún lujo en una vieja casona. De vez en cuando toma alguna que otra copa de vino pero reniega del marketing del que se valen las grandes firmas para vender botellas en cientos de dólares.

"Las etiquetas tienen poesía, historias que parecen increíbles. El malbec de hoy no es tan malbec, tiene sólo un 60%. El resto son uvas tintas", asegura y para terminar lanza un pronóstico: "El futuro del malbec tiene un lapso de tiempo relativo en años; no hay que olvidarse del cabernet y el pinot gris, por ejemplo". Si lo dice Italiani, algo de verdad debe haber en el tema.


Fuente: Leandro Sturniolo - Diario Los Andes.


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