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UNA SANA COSTUMBRE

Una sana costumbre
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14/09/2011
En los últimos años, el consumo moderado de vino ha sido aceptado por el espectro médico como beneficioso para la salud. Las últimas investigaciones científicas aseguran que enfermedades cardíacas, cognitivas y digestivas podrían ser prevenidas con una o dos copas diarias de la más noble de las bebidas.

Cada día son más los estudios que respaldan científicamente los beneficios para la salud que tiene el consumo moderado de vino. Nuevas investigaciones llevadas a cabo en los últimos meses en Estados Unidos, España, Alemania, Suiza y Francia revelan que el resveratrol y otros polifenoles presentes especialmente en los tintos contribuyen a evitar malformaciones en los vasos sanguíneos al reducir el colesterol y evitar el desarrollo de coágulos de sangre. Pero los compuestos de la uva no sólo previenen enfermedades cardíacas y circulatorias, también los investigadores han comprobado que son efectivos para evitar complicaciones tanto en el sietema digestivo como en el cognitivo.

Aunque existen muchas razones para creer que el vino tinto puede ser una incorporación beneficiosa en la dieta diaria de hombres y mujeres alrededor del mundo, los médicos aún se muestran reacios a indicarlo ya que el alcohol puede llevar acarreados serios problemas si no se bebe a conciencia.

A pesar de esta paradoja, algunas verdades sobre el consumo moderado de vino ya fueron científicamente comprobadas. Aquí, algunas de ellas.


Reduce la presión sanguínea

Según un informe publicado recientemente en Clinical Science (periódico inglés sobre ciencia y medicina) y llevado a cabo por los investigadores Juan Manuel Duarte Pérez y Rosario Jiménez Moleón de la Universidad de Granada, España, la ingesta de vino tinto tiene un efecto positivo para la salud.

Este estudio demostró que el tratamiento crónico con epicatequina, un polifenol presente en el vino tinto, reduce notablemente la presión sanguínea y mejora la disfunción endotelial, responsable de numerosas enfermedades, como la arteriosclerosis, la hipertensión arterial y la trombosis, entre otras.

Los resultados fueron muy reveladores ya que por primera vez se han demostrado los efectos beneficiosos (sobre todo a nivel cardiovascular) del tratamiento crónico con epicatequina. Este tipo de tratamiento podría prevenir el desarrollo de hipertensión y disfunción endotelial. Asimismo, reduciría el estrés oxidativo vascular y el estado proinflamatorio, primeros efectos asociados al desarrollo de la arteriosclerosis.

Previene el deterioro de la vista

Un grupo de investigadores de la Washington University School of Medicine de Estados Unidos, comandado por la doctora Rajendra Apte, halló que el resveratrol presente en el vino podría proteger los vasos sanguíneos del ojo que fueron dañados por el paso del tiempo. Este compuesto, producido también por muchas plantas para prevenir infecciones bacteriales, se encuentra en gran medida en la piel de la uva y, consecuentemente, en el vino tinto. Asociado con tratamientos antiage y, previamente, con la prevención del cáncer, ahora comprobaron que protege al organismo de la angiogénesis anómala (formación de vasos sanguíneos dañados o anormales). Este informe tiene sustancial importancia para saber cómo funciona el resveratrol y derivará en nuevos tratamientos contra la degeneración macular (enfermedad degenerativa que afecta el centro de la retina en personas mayores de 60 años).

Protege de la demencia senil

Un estudio llevado a cabo en Alemania demostró que beber alcohol moderadamente también sería efectivo contra la demencia senil, incluso después de los 75 años, cuando generalmente afecta a las personas. Científicos de los departamentos psiquiátricos de distintas universidades alemanas y centros de atención primaria informaron que el consumo diario de alcohol reduce el riesgo de demencia en un 30% en comparación con el de las personas abstemias. Es decir que el riesgo de contraer demencia es un 30% más bajo para aquellas personas que beben entre una y dos copas al día con respecto a aquellas que no beben vino. El grupo de investigación también halló conclusiones similares con respecto al Alzheimer, clasificado como una forma específica de demencia.

Estos resultados forman parte de un estudio sobre vejez, sistema cognitivo y demencia para el que se siguió la evolución de 3.200 pacientes durante tres años. La mitad de este grupo era abstemia y prácticamente ninguno tomaba excesivamente (más de cuatro copas por día). Pasados tres años, sólo 217 personas contrajeron demencia, y lo más importante fue que de esta proporción prácticamente ninguno era consumidor de vino. Por el contrario, los efectos beneficiosos de los consumidores eran muy evidentes en aquellos que lo bebían a diario.

Favorece la digestión y la pérdida de peso

Dos estudios realizados recientemente concluyeron que el consumo de vino no sólo mejora la digestión, sino que reduce el riesgo de ganar peso. Esta investigación, publicada online en el British Medical Journal de Inglaterra y llevada a cabo por un equipo del University Hospital de Zurich, Suiza, encontró que beber vino blanco con una comida pesada deriva en una digestión prolongada. Sin embargo, los efectos negativos asociados a la digestión lenta se encontraron ausentes.

El equipo dirigido por el científico Mark Fox, gastroenterólogo del Queens Medical Centre de Nottingham, Inglaterra, inició esta investigación a partir una comida pesada como es la fondue de queso, que en Suiza se suele acompañar con vino blanco o té.

El objetivo fue saber cuál de estas dos bebidas favorecía la digestión. Formaron parte del estudio un total de 20 personas de entre 23 y 58 años, la mitad acompañó la fondue con vino blanco y la otra mitad, con té. Luego, los investigadores midieron el ritmo digestivo durante varias horas y, una semana después, repitieron el experimento intercambiando las bebidas, es decir que aquellos que habían tomado té tomaron vino, y viceversa.

Como resultado, hallaron que el vaciamiento gástrico era significantemente más rápido cuando la fondue se acompañaba con té, lo cual es una buena noticia para los consumidores de vino. Fox explicó que tener un vaciamiento gástrico lento significa que los nutrientes son incorporados lentamente al sistema y que el cuerpo recibirá la energía de forma más efectiva. Los autores también afirman que si la gente consume alcohol con las comidas, el apetito tiende a cerrarse y que los consumidores de vino son menos propensos a ganar peso que los abstemios. Por ende, no hay asociación entre el consumo de vino y los cambios abruptos de peso o el riesgo de desarrollar obesidad a largo plazo.

Por otra parte, luego de varias investigaciones, un equipo de científicos de la Université Joseph Fourier de Francia, encabezado por el doctor Joël de Leiris, ha descubierto que el vino ayuda a desintegrar los ácidos grasos omega 3 presentes en muchos tipos de pescados y mariscos. Según este estudio, difundido a través de la publicación internacional Current Pharmaceutical Biotechnology, las personas que regularmente consumen vino al ingerir alimentos altos en ácidos grasos omega 3 presentan los tejidos del corazón más fuertes y saludables, y un sistema cardiovascular que se regenera con regularidad, lo cual es clave para mantener un ritmo cardíaco constante.

Previene la muerte súbita cardíaca

De acuerdo con una investigación llevada a cabo por investigadores pertenecientes al Brigham and Women's Hospital y al Harvard Medical School, ambos de Estados Unidos, y publicado en el periódico Heart Rhythm de Washington, las mujeres que beben alcohol en forma moderada presentarían un riesgo menor de sufrir una muerte súbita cardíaca.

Según los autores de este informe, el consumo moderado de alcohol es considerado como parte de una forma de vida saludable para prevenir enfermedades crónicas e incluso la muerte súbita cardíaca. Este tipo de muerte se produce cuando el corazón se detiene sin ninguna advertencia previa y el músculo deja de ser apto para bombear la sangre al resto del organismo, lo que deriva, en un 90% de los casos, en la muerte del paciente. La causa fundamental de esta detención, que provoca 300 mil muertes anuales sólo en Estados Unidos, es que los impulsos eléctricos del corazón se aceleran o se tornan irregulares. La muerte súbita cardíaca no es lo mismo que un ataque al corazón ya que este último, también llamado infarto miocárdico, es la interrupción de la llegada de sangre a una parte del músculo, lo que causa la muerte de varias células.

Los investigadores aseguran que en los informes preexistentes se había comprobado que los hombres que tomaban cantidades leves a moderadas de alcohol presentaban un riesgo menor de sufrir una muerte súbita cardíaca, y eso los incitó a investigar si lo mismo sucedía con las mujeres. Por este motivo, los científicos estudiaron la información de más 85 mil mujeres de entre 30 y 55 años. Los resultados indican que aquellas que consumen una o dos copas de vino diariamente tienen un 46% menos de probabilidades de experimentar una muerte cardíaca repentina. Sin embargo, para aquellas que beben tres o más copas por día, los riesgos aumentan, incluso con respecto a las personas abstemias.

Asimismo, las mujeres cuyo consumo es de leve a moderado presentan un 60% menos de probabilidades de sufrir una enfermedad cardíaca fatal y ataques al corazón.


Fuente: Ángeles Benedetti - El Conocedor.


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