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ALTAMIRA VS. GUALTALLARY

Altamira vs. Gualtallary
Tiempo de lectura:
8 minutos

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06/09/2012
No se trata de una competencia. Son los nombres de los dos terruños que hacen punta en cuanto a demostrar su tipicidad a través de sus Malbec. Una cata-estudio, organizada por el reconocido periodista Patricio Tapia con la presencia de los enólogos responsables, sirvió para entender la actualidad y el potencial vínico de estos suelos argentinos.

A Patricio Tapia, el periodista de vinos más reconocido de la región (Wine & Spirits Magazine, Descorchados, Vinorama, Epicuro y Elgourmet.com), me unen muchas cosas: la pasión por los vinos del mundo, pero sobre todo, por los propios (chilenos en su caso y argentinos en el mío), la curiosidad y las ansias por saber más, las ganas de relacionarnos con los verdaderos protagonistas (enólogos, agrónomos y bodegueros); la profesión, la amistad y un largo etcétera. Sin embargo, lo que nos une no impide que, a la hora de discutir sobre un vino, tengamos nuestras diferencias. Estas no tienen que ver con su mucho más amplia y vasta trayectoria a pesar de que seamos de la misma edad ni con sus cientos de miles de kilómetros más recorridos; se trata de una postura frente al vino.

Lo claro es que la experiencia te moldea, como imagino sucede con todos los aspectos de la vida. Por ello, Pato eligió defender más los vinos que a él le gustan, mientras que yo hago otro recorrido: trato de tomar cierta distancia y, con la mayor objetividad posible, evalúo el vino en términos de calidad. A Pato lo mueve el desafío, las ganas de demostrar que aquí (tanto en Chile como en la Argentina) se puede lograr lo que él sabe y ha comprobado se consigue en los viñedos más tradicionales del mundo: grandes vinos de terruño. Fue a partir de esa idea que encaró este desafío de terruños. Lo comenzó hace tiempo, porque desde hace un par de años elabora vinos junto con Matías Michelini (Passionate Wines) en Gualtallary con el simple objetivo de involucrarse para demostrar que el destino que él promueve es posible, una actitud que habla de su pasión y su profesionalismo.

Creo que Patricio Tapia y sus ganas van más rápido que nuestros vinos. Si bien están muy encaminados y su potencial -cuando se suban a la autopista del terruño- será incalculable, demostraron que les falta una mayor sintonía fina para que el consumidor los aprecie en plenitud.

Degustar por una noble causa

Su convencimiento lo lleva a veces a ver, sentir y percibir cosas que yo no puedo. Pero como en vinos nadie tiene la última palabra... o, mejor dicho, como todos la tenemos, no hay una única verdad. Sin embargo, los profesionales del vino no podemos quedarnos con el "me gusta o no me gusta" porque, más allá de ser lo más importante para el consumidor, debemos estudiar para tener respuesta a las preguntas que los consumidores formulen; por eso elegimos el camino de ser periodistas del vino. Fue esa una de las causas por las que Pato nos reunió en Aldo's Vinoteca, una tarde gris de invierno, para degustar todos los Malbec de la flamante cosecha 2012 de los dos terruños en cuestión. Antes que nada debo mencionar que estoy de acuerdo con él en que son dos de los lugares-suelos-terruños argentinos que de forma más nítida suelen expresarse en los vinos. Sobre todo los Malbec, por ser la variedad estrella y por ser la protagonista de la mayor cantidad de etiquetas en el mercado.

Treinta personas alrededor de una larga mesa degustamos las muestras y escuchamos atentamente no sólo al mediático periodista chileno, sino a los enólogos presentes, responsables de algunos de los vinos degustados. La idea era clara: determinar las claves de cada terruño a partir de grandes Malbec producidos en el año sin intervención de madera para que la fruta y el terruño se expresaran mejor y así poder sacar conclusiones concretas.

Resultado de Altamira vs. Gualtallary

Una conclusión, por más concreta que sea, no cambia la percepción del vino. Pero sí permite entender la tendencia, imaginarse más allá del vino en cuestión y pensar en algo más generalizado en pos del buen desarrollo del vino argentino. Porque se sabe que el mejor futuro del vino argentino está en la tipificación de nuestro Malbec.

Entender los suelos

Hasta hace muy poco, Gualtallary comenzaba en El Peral y se extendía hasta Los Árboles, siempre dentro del Alto Valle de Uco, en el pedemonte cordillerano, entre los 1200 y los 1700 msnm. Sin embargo, hoy Gualtallary es un distrito propio, con una gran diversidad de suelos. Más calcáreos y pedregosos al norte y más arenosos y aluvionales hacia el sur. Esto significa que dentro del mismos terruño se elaboran vinos muy diversos, no sólo por la composición del suelo, sino por la manera en que el clima afecta en las distintas altitudes.

Por su parte, la formación geológica de Altamira es de la era terciara. Por ende, tiene unos 150 millones de años más que la de Gualtallary. Hacia la localidad de El Cepillo predominan la piedra caliza y la arena. Por otra parte, Altamira es más baja y no presenta la misma pendiente; por lo tanto, el drenaje no es tan importante como en Gualtallary. Y si bien Altamira no muestra la misma heterogeneidad que su vecino, el secreto está en aislar los lunares o parcelas de viñas sobre piedras blancas redondas (cubiertas en calcáreo), de aquellas sobre suelos limosos y arenosos: se comportan bien distinto. Para lograrlo hacen falta muchas más pasadas de cosecha, pero el esfuerzo vale la pena. Con la cata quedó en evidencia que los enólogos y agrónomos están en pleno proceso de aprendizaje en cuanto a viticultura de precisión. Se nota que están bien encaminados, pero aún esas intenciones no son lo suficientemente nítidas en los vinos para inclinar la elección del consumidor.

Determinar el mejor momento de cosecha

Otro de los aspectos que no quedaron claros fue saber cuál es el mejor momento para cosechar las uvas. Algo que si bien impacta directamente en el estilo, aquí se analizó en términos de potenciar las características de cada uno de los terruños. Porque a mayor madurez de uva, mayor concentración y estructura tánica y alcohólica. Y una nueva discusión... Mientras unos están probando que es posible hacer vinos amables y redondos, con menos de 14 grados de alcohol, la mayoría sigue pensando lo contrario y buscando como rodear a esos 14 o 15 grados con carnosidad y volumen de boca sin relegar frescura.

Estilo en función del terruño

Seguramente no hay que buscar un estilo de Malbec para cada terruño, pero tampoco hay que diversificar tanto la propuesta si lo que se busca es que el consumidor reconozca los vinos de ese lugar por sus características salientes y únicas que provienen de los suelos. Una vez más quedó demostrado que no hay consenso entre los protagonistas. Si bien todos acuerdan partir de una excelente calidad de uvas para concebir vinos de terruño, en el momento de vinificarlas cada uno prueba su fórmula. Al parecer las levaduras indígenas se impondrán por sobre las seleccionadas, pero todavía no son mayoría. Mientras unos siguen fermentaciones tradicionales, ya sea en tanques de acero, en cubas de madera o en piletas de cemento; otros van por la microvinificación en barricas. Y unos pocos empezaron a utilizar los huevos de cemento. Sin entrar en tecnicismos ni en las fórmulas de cada enólogo, hay un estilo que debería ser el que prime en un terruño por ser el que mejor lo expresa. Y esto tiene que ver con la estructura, la textura y la intensidad del vino.

Diferentes, pero... no tanto

Más allá de la calidad de los vinos degustados, en general, no quedó claro hacia dónde va cada terruño. Para mí, Gualtallary es mucho más fluido, tenso, fresco y vivaz, con una profundidad dada por la sumatoria de los factores anteriores y no por el peso del vino en la boca. Su concentración de aromas y sabores es importante, pero más etérea que la de Altamira, cuyos vinos son más monolíticos: compactos y con boca más cerrada al principio y más profundos cuando se abren. Su estructura y taninos firmes piden más carnosidad; por ende, el paso por un decanter les viene bien. Mientras que los Malbec de Gualtallary se pueden disfrutar refrescados, hay que ser más cuidadoso con los "altamiranos" para no potenciar sus firmezas. Esto significa que los de Gualtallary suelen ser más agudos, aunque tengan una acidez total similar. Sin embargo, esto no funciona en todos los casos ya que hubo vinos de un lugar que se parecían más a los del otro y viceversa.


Fuente: Fabricio Portelli - El Conocedor.


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