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LOS SINGLE VINEYARD GANAN LUGAR EN LA GÓNDOLA DEL VINO ARGENTINO

Los Single Vineyard ganan lugar en la góndola del vino argentino
Tiempo de lectura:
5 minutos

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28/08/2012
Representan una de las tendencias más interesantes de la industria vitivinícola local que se afianza ahora en la góndola.

Cuáles son las razones y qué vinos probar.

Hoy los enólogos son famosos. Mañana, si los cálculos no nos fallan, los famosos serán los viñedos. Y es lo justo. Al fin y al cabo la calidad del vino depende directamente de la calidad de la uva, y el enólogo, en cualquier caso, debe trabajar para que se luzca o tan sólo por no arruinarla al momento de embotellarla.

Si esa es la verdad, entonces, ¿por qué hoy se habla más de enólogos y no de viñedos? ¿Por qué pesan más las marcas y las bodegas, y no tanto ciertas hileras de viña plantada en rincones especiales? La respuesta es compleja. Sucede que en nuestro país, donde las bodegas se nutrieron históricamente de diversos viñedos en varias regiones, la mayoría de las veces comprando uva, el rol protagónico fue para el único valor que no se modificaban entre vendimias. Es decir, la bodega y su enólogo, que eran de paso el último y más visible eslabón en la cadena.

Pero las cosas están empezando a cambiar ahora. Y para bien. Porque desde la aparición de los primeros Single Vineyard -lanzados por Bodega Alta Vista allá por 2004-, a la movida actual en torno a estos vinos -de los que hay en el mercado unos treinta- elaborados con un viñedo único y certificado, mucha agua ha pasado bajo el puente. Más que nada porque una bodega que se precie de moderna hoy no puede obviar tener uno en su porfolio: porque da chapa de conocedores, es verdad, pero sobre todo porque en la década que estamos transitando cada vez más, hay que decirlo, el origen de la uva empieza a ser un factor de diferenciación entre las miles de etiquetas que hay en el mercado.

Retrocedemos dos pasos para explicarnos mejor: a esta altura del partido el consumidor está dispuesto a creer que el terroir, es decir que la conjunción de clima, tierra, variedad de uva y hombre que trabaja la viña, hacen que el vino cambie mucho de una región a otra y que justifique buscar y aprender ese sabor. Y si es verdad que un vino se puede hacer en muchas regiones, no es menos cierto que sólo algunas regiones dan esos vinos excelentes que excitan la mente y el paladar. En esto, no hay muchas más razones. Sólo que como en Argentina hay muchos productores, cada uno trata de encontrarle la vuelta a su propio terruño para transformarlo en ese valor.

Y ahora avancemos el paso que faltaba. Para que ese conocimiento fino del terroir sea efectivo, para que el consumidor pueda identificarlo, primero hay que empezar por tipificarlo. Hay que hacer un vino que cuente su lugar, a ese vino hay que repetirlo durante varias vendimias y conseguir siempre un resultado sobresaliente. Y además hay que demostrarlo en la copa. Bien, para todo eso sirve un Single Vineyard: para indicarle al consumidor que ése vino todos los años proviene de la misma parcela de uva, del mismo viñedo, del mismo terroir y que, a lo sumo, tiene pequeñas modificaciones de añada.

De ahí que las bodegas hoy se aboquen a crear sus Single Vineyard. Porque quieren demostrarle al consumidor que ellas tienen ese pedazo de tierra milagrosa que hace que un vino sea diferente a todos los demás. Y al hacerlo, comienzan a cederle la fama debida a los viñedos. Saldan sus cuentas sobre el capital más preciado, el único que no puede repetirse: la pertenencia a un lugar en el mundo. Y si hasta hace una década se trataba de algo minúsculo en la góndola nacional, ahora hay cada vez más vinos Single Vineyard para probar. Enhorabuena: la hora del terruño ha sonado, ahora sólo falta saber qué vinos hay que probar.

Cuáles probar

A continuación, listamos diez Single Vineyard que se consiguen en el mercado. Son caros porque los viñedos son chicos, dan pocas botellas y eso los convierte en productos exclusivos. No son los únicos, sí los que obtuvieron puntajes altos en nuestras catas.

Adrián Ríos Malbec Roble (2010, Vista Flores, Tunuyán, Mendoza, $90)
Lamadrid Reserva Single Vineyard (2010, Agrelo, Luján de Cuyo, Mendoza $70)
Afincado Single Vineyard El Yaima Taradío Petit Manseng (2010, Los Árboles, Tupungato, Mendoza, $110)
FIN Malbec (2008, El Chañar, Neuquén, $150)
Saurus Barrel Fermented Pinot Noir (2010, El Chañar, Neuquén, $114)
Achával Ferrer Finca Mirador Malbec (2010, Medrano, Maipú, Mendoza $600)
Salentein Single Vineyard Pinot Noir (2010, Los Árboles, Tunuyán, Mendoza $290)
Lagarde Guarda Cabernet Franc (2010, Luján de Cuyo, Mendoza $130)
Santa Ana La Mascota Cabernet Sauvignon (2009, Maipú, Mendoza, $100)
Alta Vista Alizarine Malbec (2007, Las Compuertas, Luján de Cuyo, Mendoza, $260)


Fuente: La Mañana de Neuquén.


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