La reconocida bodega mendocina avanzó en un restyling completo para dar más pelea en el competitivo segmento de vinos de menos de 50 pesos.

En un contexto cada vez más complejo para la vitivinicultura nacional -con un frente externo más ajustado, producto de un mix que incluye incremento de costos y la mayor pelea que ofrece el Viejo Mundo que, ante la crisis, avanzó en una agresiva campaña de precios-, el mercado interno se ha vuelto cada vez más atractivo para las bodegas locales.

Esto derivó en una mayor competencia a la hora de captar la atención de los consumidores, cuyo horizonte de alternativas no para de expandirse mes a mes.

En este escenario, la tradicional bodega Lagarde, de la familia Pescarmona, avanzó en un agresivo plan para reposicionar su línea entry level Altas Cumbres y salir a dar más pelea en el agresivo segmento de vinos de entre $35 y $50.

Con ese objetivo, días atrás presentaron en sociedad la nueva imagen de su línea joven, conformada por un Malbec, un Cabernet Sauvignon, un Viognier, un Sauvignon Blanc, un Torrontés y un espumante y fundamental en la conformación de su portfolio, dado que actualmente representa el 30% de su producción total, cercana a los 1,2 millones de litros anuales.

El diseño, que demandó un trabajo que se extendió a lo largo de 9 meses, abandona el estilo clásico y minimalista que caracterizaba hasta ahora a Altas Cumbres para avanzar en un estilo más descontracturado y moderno, acorde al perfil de público al que apunta Lagarde con estos vinos que actualmente se comercializan en vinotecas a un precio sugerido de $44 los blancos y $48 los tintos.

Lucila Pescarmona, brand manager de la bodega, destacó que "esta línea nació pensada, en un inicio, exclusivamente para exportación. Sin embargo, como nos faltaba un etiqueta para un público más joven en el mercado interno, que no estaba muy acostumbrado a consumir Lagarde, por su imagen mucho más formal, decidimos presentarla en la Argentina. Y con el tiempo fue ganando sus adeptos".

Paralelamente, Pescarmona adelantó además que la bodega está avanzando con un nuevo proyecto "eco-friendly", denominado "Lagarde goes green", el cual contempla, entre otros aspectos, desde la utilización de botellas ecológicas más livianas hasta la certificación de la llamada "huella de carbono", es decir, un plan tendiente a lograr una trazabilidad completa a la hora de establecer la cantidad de dióxido de carbono que genera la compañía desde el viñedo hasta que una botella llega a manos de un consumidor, tanto aquí como en el exterior.

Bajo esta tendencia verde, Lagarde decidió incluir en la contraetiqueta de Altas Cumbres un código QR, el cual, por un lado, tal como explicó Lourdes , "permitirá un ahorro en papel, ya que evitaremos imprimir folletos, al tiempo que le aportamos una nueva experiencia al consumidor, que va a poder acceder al instante a toda la información del vino".

Los vinos

Paralelamente, durante el encuentro con la prensa especializada, la bodega presentó algunas de las nuevas añadas que conforman la línea Altas Cumbres.

La degustación arrancó con el Viognier 2012 que, tal como se mencionó anteriormente, se comercializa a un precio sugerido de $44.


Se trata de un varietal que defiende con autoridad la tipicidad de la cepa: expresivo en nariz, con mucha fruta al frente, con las clásicas y esperadas notas de durazno. En boca, la acidez justa. A medida que avanza por el paladar se potencia la fruta, para ir extinguiéndose en un final de persistencia media, redondeando así el concepto al que apunta la bodega: alumbrar un buen ejemplar, joven, fresco y fácil de tomar.

Es una opción ideal para la temporada primaveral que se avecina: podrá ser disfrutado junto a ensaladas y platos a base de pescado, preferentemente no excesivamente condimentados.

Posteriormente fue el turno del Cabernet Sauvignon 2011, que llega al mercado a un precio sugerido de $48.


Se trata de un varietal que apunta a un concepto de vinos "world friendly", de la mano de una nariz que premia con notas de ciruelas, trazos especiados y una nota muy leve de pimiento, en sintonía con el perfil de un vino joven y moderno. En boca, a medida que avanza, se potencia la expresividad frutal y algo sutil de esa pirazina. Es un vino jugoso, de cuerpo medio, no muy concentrado, redondo y definitivamente amigable. Ideal para darle un touch de innovación y un destello de refinamiento a un asado entre amigos, poniendo en la mesa una alternativa a las clásicas etiquetas de bodegas masivas.

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Fuente: J.D.W. - iProfesional.