Algo que para muchos puede ser sencillo, elegir un vino, para una mayoría puede resultar complicado. En El Conocedor tratamos de colaborar, mes a mes, para hacer más placentera, práctica y fácil la elección. No obstante, la permanente innovación que vive nuestra industria hace que las góndolas se vean inundadas de nuevas propuestas. Y cuando pensamos que la tenemos clara... llega la nueva cosecha. En este informe, Fabricio Portelli junto con Gustavo Choren brindan las claves para tener en cuenta este año en el momento de seleccionar una etiqueta.

En la Argentina siempre se bebió vino. Si bien esa costumbre se mantiene actualmente, todo cambió y mucho. Hace veinte años, la tarea de elegir un vino para llevar a la mesa era más sencilla: existía la diferenciación entre el de mesa y el fino, y el primero era el más consumido por lejos. No faltaba hogar que, tanto al mediodía como a la noche, exhibiera su botella de litro o damajuana. Años más tarde, irrumpió el Tetra Brik, un envase innovador y práctico que salvó a toda una industria. Para las ocasiones especiales se optaba por el vino fino. No había muchas etiquetas que se destacaran en la categoría, pero -aparentemente- eran suficientes. Algunas de las bodegas que se lucían eran López, Bianchi, Norton, Chandon, Luigi Bosca y Esmeralda, por nombrar algunas que hoy mantienen su prestigio. Entonces todo se reducía a unas, digamos, diez opciones, que sólo se adquirían para celebrar. Es decir que, en las casas, el vino de todos los días era el de mesa (solo o con soda) y los pocos finos se descorchaban cuando la situación lo ameritaba.

Hoy podemos decir que el escenario es muy distinto. Positivo en muchos aspectos, aunque complicado en otros. Se sabe que no hay nada mejor que tener diversidad de opciones, aunque elegir siempre implique tener que seleccionar, en este caso, un vino. Optar por una etiqueta puede llegar a ser muy engorroso para cualquiera, incluso para los amantes del vino más conocedores. A no desesperar, que todo esto es parte de un juego, y jugarlo es más simple de lo que se cree, siempre y cuando uno se lo tome como se debe... con calma y placer.

Reglas del juego

Antes de querer entender el juego, hay que saber cómo se lo quiere jugar. Las ansias de conocimiento afloran y, con ellas, las ganas de demostrar a cada paso lo aprendido en materia de vinos. Como si eso hiciera disfrutar más de cada copa. Esto no es así. No estamos diciendo que los cursos, las revistas, las webs y todo medio dedicado al vino no sirvan; ayudan y mucho. Lo que no contribuye es creérsela, porque el vino es una materia inabarcable. Por más horas que le dediquemos, nunca se llegará al final del libro: cada año, con una nueva cosecha, se vuelven a escribir otras páginas.

Entonces, el primer paso en la carrera de un buen seleccionador de vinos no será pensar en lo que sabe, sino en lo que quiere saber, porque así estará más predispuesto a escuchar.

Luego, habrá que conocer el campo de juego. Es decir que si uno quiere elegir un vino, tendrá que dedicarle algo de tiempo a entender el contexto. De nada sirve leer la carta de vinos en un restaurante, delante de los amigos, sin tener idea alguna de qué hacer, incluso si se tiene billetera abultada y se juega por la columna de la derecha (la de los precios). Seguramente la inversión no será directamente proporcional al impacto en su grupo. Decidir con criterio no es sinónimo de ponerse a estudiar, sino de informarse. Para elegir mejor, es necesario saber utilizar la información, lo que no significa estar al tanto de las últimas novedades de la industria, pero sí de cuestiones generales que hacen a la vasta oferta de vinos.

Por último, es clave, para saber comprar mejor, tener en cuenta el ámbito de consumo y la situación. Ya que, como todos sabemos, lo que está dentro de la botella es apenas una parte del todo, que si bien es importante, adquiere mayor relevancia dentro de un contexto. Aunque todo esto se reduce a: me gusta o no me gusta, estamos convencidos de que con mayor información hay más disfrute.

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Fuente: Gustavo Choren - El Conocedor.