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VINOS DE CEMENTO: ¿QUÉ SON Y POR QUÉ RESULTAN TENDENCIA?

Vinos de cemento: ¿qué son y por qué resultan tendencia?
Tiempo de lectura:
8 minutos

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23/02/2016
Muchos enólogos se alejan de la tecnología y vuelven al hormigón para elaborar sus mejores vinos. ¿Una vuelta al origen o sólo tendencia?

En los últimos años el protagonismo del roble disminuyó en los vinos argentinos. Un tendencia global que da cuenta de un mayor interés de los enólogos por mostrar el potencial del lugar y los varietales por sobre la enología. Mientras, el consumidor disfruta de la ligereza de estos nuevos vinos, cada día más frescos y sutiles.

Pero ahora, algunos winemakers deciden tomar distancia del acero inoxidable para volver al cemento como hábitat de fermentación y crianza. Huevos, ánforas, tinajas y piletas de hormigón se convierten en el nuevo objeto de deseo para muchos enólogos convencidos en que este material es el ideal para mantener intactas las características del terroir.

Sin embargo, gran parte de los vinos elaborados en estos recipientes luego pasan al roble para completar su crianza y alcanzar armonía. Un paso que le complica a cualquier vinómano de a pie comprobar el diferencial que aporta el hormigón en comparación a los otros recursos.

Seleccionamos un combo de etiquetas que pasan del cemento a la botella sin escalas y ofrecen una expresión singular en cada caso. Una apuesta audaz que no muchos asumen pero que gana adeptos ante la góndola. Vinos semi desnudos y austeros pero con nervio y carácter que marcan un nuevo camino en la enología local.

Vinilo Bonus Track Chenin-Chardonnay (2015 , $170). Luego de hacer sus primeras armas en enología junto a los hermanos Michelini en Zorzal Wines, Marcelo Franchetti decidió elaborar sus propios vinos. Para esto dio vida a Underground Wines, proyecto que plantea una vuelta a las raíces. Sus vinos son cofermentaciones que se llevan acabo en huevos de hormigón y de allí pasan a la botella sin escalas. Este blanco es elaborado con uvas de Gualtallary y resulta muy refrescante aunque no es un vino arrollador sino sutil.

Plop Tinto (2015, $195). El menor del clan Michelini, hijo de Gerardo, es el responsable de este vino que fue hit del under en 2015. Es una cofermentación de Malbec y Cabernet Franc que da vida a un tinto muy expresivo y fácil de beber. En este caso recurren a vasijas con forma de huevos y logran una expresión aromática muy fresca y profunda, algo efímera, pero que alcanza para cautivar. El paladar y eficaz, refresca, llena de sabor y fluye amable. Si bien los 11 grados de alcohol, nivel curioso para un tinto de Uco, son la clave de su amabilidad al vino no le falta cuerpo.

Cara Sur Bonarda (2014, $225). El proyecto que llevan a adelante Francisco Bugallo y Sebastián Zuccardi en Barreal (Valle de Calingasta, San Juan) suma varias curiosidades. No solo porque las frutas que usan son de antiguos viñedos aislados en la altura de la montañas sino que además de Bonarda también vinifican Criolla y Moscatel Tinto. Es por todas estas particularidades que eligen los huevos de cemento para conservar intacto el carácter del terroir. La Bonarda es austera, con aromas balsámicos y florales junto a tonos que recuerdan a la uva en fermentación. Resulta fresco y tenso con paso seco en medio de paladar y buen jugo.

Ver Sacrum Monastrell (2014, $280). La intención de Eduardo Soler con sus vinos no solo es poner en valor un viejo viñedo de Garnacha, Monastrell y Syrah de Maipú sino hacerlo con vinos francos que desde la sencillez permitan saborear la complejidad de los diferente. Monastrell es uno de los sinónimos de la Mouverdre, escasísimo en el mercado y una verdadera curiosidad. De sus tres creaciones, al momento, es el único que esquiva las barricas y del cemento pasa a botella. Mucha fruta roja fresquísima, un color súper ligero y al igual que el resto de las creaciones la bodega es ligero y etéreo. Su acidez vibrante da textura y nervio.

Blanc de Alba (2014, $295). La segunda cosecha del blanco elaborado por la sommelier Agustina de Alba y Juan Pablo Michelini es otra etiqueta de referencia entre los vinos cementeros. Blend de de Sauvignon Blanc, Semillón y Riesling, logra una expresión muy novedosa y hasta arriesgada. Calza entre los blancos complejos ya que sus aromas además de arrojar un rosario frutal y herbal también cuenta con dejos de vegetales cocidos y tonos lácticos que pueden recordar a requesón. En boca su ataque es graso mientras que su fluir lineal, una sensación extraña pero que le da originalidad.

Diverso Syrah (2013, $295). Matías Michelini de algún modo lidera la banda de los enólogos locales que decidieron bajarle el tono al roble y para esto desde hace unos años recurre al cemento de varias formas. Este Syrah además es un vino natural, sin sulfitos, y con practicas biodinámicas detrás. En su expresión se puede apreciar mucho el origen, es voluminoso, profundo y con acidez elevada. El carácter lo definen ciertas aristas que le dan nervio y estilo. Un vino distinto para quienes buscan escapar a las monotonías.

Eggo Blanc de Cal (2014, $325). Como se puede desprender del nombre, este Sauvignon Blanc es fermentado y criado en huevos de hormigón, al igual que el Pinot Noir y un tinto de corte que completan esta línea diseñada por Juan Pablo Michelini para Zorzal Wines. Como dato clave para el blanco hay que destacar que la crianza, unos seis meses, es en contacto con las borras, de modo que el vino logra mucho volumen e intensidad. Además se embotella sin filtrar y esto puede dar como resultado cierta turbidez en copa. La aromática es muy compleja y original. Se destacan los aromas típicos del varietal como los cítricos, las hierbas y vegetales junto a notas que llevan a pensar a piedras húmedas y asfalto. Un perfil aromático que por momentos transporta a los vinos del Valle de Loire. Sorprende en paladar por su caudal y acidez. Es un vino amplio pero a la vez vibrante, con medio de boca expresivo y sabroso.

Otra Piel Blend (2014, $250). El proyecto del matrimonio Andrea Mufatto y Gerardo Michelini se convirtió en usina de vinos curiosos y sabrosos. Con un estilo audaz, las etiquetas de esta dupla sorprenden con sus aromas, sabores y texturas. En este logran el cometido con una cofermtación de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Pinot Noir que se lleva a cabo en ánforas de cementos de 2000 litros enterradas. Al estilo de los vinos georgianos ancestrales. Como la fermentación es espontanea y natural el vino despliega aromas de frutas rojas hiper frescas, algún dejo floral y vegetal. En boca es lineal con dejo efervescente en centro de la lengua que sirve de relieve y realza a acidez.

Concreto Malbec (2014, $415). En la nueva bodega que la familia Zuccardi diseñó para su proyecto de Altamira (Valle de Uco, Mendoza) solo hay cemento. Ya sean piletas, ánfora o cubas, todos los espacios de fermentación son de hormigón. Ni acero ni roble. Es la forma en la que buscan resguardar la expresión del lugar. Concreto Malbec, para el que utilizan un selección de las uvas de las plantas que crecen sobre suelos calcáreos, incluso la crianza es en cemento. En palabras del winemaker “este vino es una interpretación personal de la pureza del Malbec de Paraje Altamira”. Y lo de personal vale como descriptor ya que se trata de un Malbec singular con una expresión que pivotea entre las sutilezas y el temperamento. Aromáticamente al combo floral-frutado del Malbec suma aromas terrosos, otros que recuerdan a pólvora y pedernal. En boca es fluido y seco y logra llenar bien el paladar donde despliega un relieve interesante que imprime una sensación polvorienta novedosa para el Malbec. Final prolongado de regusto floral.

Calcáreo Granito de Tupungato Malbec (2013, $470). Superuco es una pequeña bodega donde los tres hermanos Michelini (Juan Pablo, Matías y Gerardo) elaboran vinos a partir de su interpretación del Valle de Uco y con prácticas biodinámicas. Los huevos de cemento y las ánforas son protagonistas en todos los vinos aunque los de más alta línea reciben crianza en barrica. Bajo la marca Calcáreo embotellan Malbec de diferentes rincones del valle con el fin de demostrar la diversidad de la región. Granito proviene de Tupungato y es el más profundo y vivaz de la trilogía. Aromas nítidos del varietal entre los que se destacan las violetas y las ciruelas negras. En boca ofrece diferentes dimensiones, acidez vivaz, textura polvorienta que seca la superficie de la lengua y sirve de contraste al caudal jugoso y taninos de grano fino. Un Malbec que ayuda a comprender la versatilidad del varietal.

Fuente: Alejandro Iglesias - Vinomanos.

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