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MALBEC: TODO LO QUE HAY QUE SABER PARA DAR CON LA BOTELLA DESEADA

Malbec: todo lo que hay que saber para dar con la botella deseada
Tiempo de lectura:
5 minutos

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09/09/2014
La uva tinta más cultivada en nuestro país es también un enigma para los consumidores. ¿Cuál es el ABC a manejar y qué vinos probar?

Malbec. Una palabra rara de fonética sencilla, que describe mucho y poco al mismo tiempo. Mucho, porque todo el mundo sabe hoy que es la uva que distingue a la Argentina en el mundo. Y poco, porque, como sucede con todo lo que es exitoso, se transforma en una frase hecha, un talismán todopoderoso que no siempre ayuda a entender qué encierra entre la M y la C. Sin embargo, ahí está el Malbec: la uva más plantada, la más elaborada y la más consumida de Argentina.

Lo que parece una debilidad desde el punto de vista del consumidor es también una de las principales fortalezas de la variedad: en la diversidad siempre hay un lugar para cada paladar. El problema es conocer para saber qué beber. Con 32 mil hectáreas de uva plantadas a lo largo y ancho del país, el Malbec es la única uva que ofrece los mayores contrates y es, también, la que permite comparar el peso de cada región y estilo. Pero, como consumidores, ¿cómo elegimos uno que nos guste?

Lo que hay que saber

Primero, el color. Un buen Malbec se identifica por su trazo violeta. Y ese color se manifiesta desde el norte al sur. En cualquier caso, cambiará el matiz: los del NOA son opacos, los patagónicos brillantes. Y en el medio, toda la paleta de brillos posible desde San Juan a Mendoza.

Segundo, el aroma. Todos los Malbec son frutados y en su mayoría recuerdan a ciruelas pasas. En los últimos años, como consecuencia de un cambio de estilo en gestación, los Malbec se cosechan tempranamente y desarrollan aromas de frutas frescas, como cerezas. A ellas, se suman trazos de hierbas, principalmente tomillo y romero, que los hacen más abiertos y amables, especialmente en las zonas frías, como el Alto Valle de Uco y Patagonia. Buen ejemplo es Saurus Select (2012, $120). También ofrece un perfil especiado, principalmente pimienta negra, están muy presentes en los Malbec de Luján de Cuyo, Mendoza, como El Malbec Ricardo Santos (2012, $110).

Tercero, el paladar. Y aquí es donde se dan los saltos más notables. Por una lado, están los Malbec armados en torno a la frescura, que operan de forma lineal y delgada en la boca, que provienen de zonas frías. Buenos ejemplos serían Serbal (2011, $90) y Maula & The Misery Mouse (2013, $75). Suelen ser difíciles la primera vez, porque suponen un mundo de sensaciones sueltas y complejas. Por otro, los Malbec musculosos, armados en torno a los taninos, en los que la gordura y el paso amplio y goloso son el ABC del paladar, y en general provienen de zonas ni frías ni cálidas, como Luján o La Consulta, en Mendoza. Son, de paso, el prototipo de vino de calidad, como Matías Riccitelli Vineyard Selection (2010, $255), Norton DOC (2010, $97) y Pródigo (2011, $104).

Pero hay también un tercer tipo, cuya boca está armada en torno al alcohol, que aporta dulzura y cuerpo. En general son vinos de zonas cálidas, algo planos -sin relieve de taninos- que funcionan muy bien como puerta de ingreso al mundo del vino porque no son exigentes. Ideales son DADA 3 (2013, $55) y Casa la Primavera (2013, $38).

Malbec por precio

La otra forma de navegar la góndola del Malbec es siguiendo los escaparates del supermercado. Abajo, por ejemplo, están los vinos de cuerpo medio y sencillamente frutales. Son amables y no requieren mucho expertise. Buenos ejemplos serían Orfila (2013, $28) y Tracia (2013, $35).

En los estantes medios están las cosas más piolas desde el punto de vista del bolsillo. Hoy, por 50 pesos se puede consumir un Malbec con aromas de fruta y madera, cuerpo y boca carnosa, como Novecento Raíces (2012, $55) y Postales del Fin del Mundo Roble (2012, $59). Pero también, emergen estilos más frescos y limpios, donde el roble casi no juega, como Portillo (2013, $50) y Misterio (2013, $51).

Es arriba donde la cancha se complica y es mejor tener en cuenta todo lo que se dijo arriba sobre las regiones. Porque en la alta gama -100 pesos y más la botella- la dispersión estilística es grande. Ahí, buen índice para buscar vinos con volumen y potencia es el roble: cuanto más cerca de los 12 meses de barrica esté, más esperable será el vino. Ejemplos ideales serían Colomé Estate (2011, $198) y Susana Balbo Signature (2011, $190). Pero también están los Malbec sin madera como Ópalo (2010, $127) en donde manda la región.

Así, a la hora de elegir, conviene hacer el cruce mental entre precio y región, además de marca, para llegar a una botella esperada. Cualquier otro método de elección -sobre todo la estética- puede resultar en un fiasco.


Fuente: Joaquín Hidalgo - Planeta Joy.

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