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LA PUREZA ESTÁ EN LA MEZCLA

La pureza está en la mezcla
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6 minutos

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03/09/2014
La sommelier María Laura Ortiz explica todo lo que hay que saber sobre los vinos de corte o blends y las enormes posibilidades que tiene la Argentina para mostrarlos al mundo.

Como expresa Jarabe de Palo en su canción "En lo puro no hay futuro": "la pureza está en la mezcla". En el vino como en la comida, nadie quiere un plato que tenga sólo pimienta como condimento, es mejor la combinación de sal y de pimienta como mínimo. Se pretende la textura de un hojaldre con la delicadeza de una mousseline o la intensidad de un jabalí con la sutileza de los champignones. Lo que se busca es el equilibro, la elegancia y la complejidad; en pocas palabras, el balance perfecto.

En el caso del vino esto es posible lograrlo gracias a los blends. Esto no significa que "varietal" sea inferior, ya que este término (es decir cuando leemos en la etiqueta que se trata de un vino de una sola cepa) significa que al menos el 85% de ese vino contiene ese varietal y que como máximo el 15% restante puede ser de otras cepas. Este porcentaje varía en cada país, pero es casi una regla general. Ese 15% de otros varietales se encargan de complementar, resaltar y embellecer al varietal principal. La mayor parte de los varietales son blends de variedades, o de zonas, o de añadas, etcétera.

En el mundo de los grandes vinos han sido blends, como por ejemplo Bordeaux, Chateauneuf du Pape, Chianti, Rioja, Priorat entre otros. El blending, como se denomina la acción de mezclar dos o más variedades, le permite al enólogo volverse un alquimista, tomar grandes ingredientes y convertirlos en algo único, donde la suma de las individualidades es superada por el resultado final. El enólogo puede buscar la expresión de la fruta o las notas especiadas en el vino, ello lo llevará a probar numerosos cortes hasta encontrar el vino que él mismo tenía en mente.

CÓMO RECONOCER UN BLEND EN GÓNDOLA. Las palabras claves a detectar en la etiqueta son Blend, Assamblage, Corte o la mención de dos o tres cepas como Malbec-Cabernet, Syrah-Merlot, Tempranillo-Malbec, Chardonnay-Semillón, etc. Hay que tener en cuenta que los blends pueden ser blancos o tintos, tranquilos o espumosos, con o sin añada. El mismo vino con un 2% o 3% de otra variedad puede resultar totalmente diferente y único. En la Argentina cada vez se elaboran más blends de alta gama y no sólo de variedades sino de terroirs. Como es el caso del blend Malbecs de distintos terroir de Bodega Vicentín, Durigutti o Doña Paula.

Uno de los vinos que se elabora históricamente con este concepto es el Champagne, donde no sólo se mezclan variedades sino también con añadas. En las grandes casas de la Champagna se busca mantener el estilo, ese que los hace únicos. Para ello, de acuerdo a los vinos y resultados obtenidos en el año, el master blender va realizando pruebas con vinos de otros años y otras zonas para lograr la consistencia de estilo de la casa. En este caso los vinos se etiquetan como NV, non vintage. Lo mismo sucede con los espumosos argentinos, entre ellos Cruzat, Chandon, Nieto Senetiner, Navarro Correas y Bianchi.

Desde los años '90 la Argentina ha desarrollado el mercado nacional e internacional apoyada en el desarrollo de varietales sobre todo del Malbec. El consumidor ha evolucionado y las bodegas han acompañado este crecimiento. Cosecha a cosecha han logrado brindarle complejidad a los vinos varietales, que cada vez van ganando más adeptos, y esta confianza lograda, en los distintos países donde nuestros vinos tienen presencia, les ha permitido animarse a tomar riesgos y a mostrar la maestría que se puede lograr con los blends.

PARA TODOS LOS BOLSILLOS. La góndola ofrece etiquetas en todas las gamas de vino. Aquí van algunos ejemplos:

Cruzat Extra Brut. Pinot noir y Chardonnay ambos de Agrelo, Luján de Cuyo, Mendoza.
Bacán trivarietal. Sauvignon blanc, Chardonnay y Torrontés. Uvas de Vistaflores, Valle de Uco y Agrelo Luján de Cuyo, Mendoza.
Iscay. Malbec y Cabernet Franc de Maipú y Los Árboles, Valle de Uco, Mendoza.
Amado Sur. Malbec, Bonarda y Syrah, de Luján de Cuyo, Maipú y Bonarda, Mendoza.
Durigutti Blend. Malbec, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Syrah y Bonarda, Mendoza.
Primogénito Blend. Malbec, Cabernet Sauvignon y Merlot, Neuquén, Patagonia.
Tinto Negro Mendoza. Malbec de distintos valles de Mendoza.
Amalaya Torrontés-Riesling. Ambas cepas de Cafayate, Salta.

ARGENTINA ES MUCHO MÁS QUE MALBEC. El vino nació como blend, ya que en la antigüedad se vinificaba con lo que estuviese al alcance sin discriminar las cepas. La evolución de la vitivinicultura llevó a identificar cada varietal, en principio con la ayuda de la ampelografía (clasificación a través de la forma de la hoja) y luego de acuerdo al ADN de la vid. Hoy nuestra vitivinicultura ha logrado un excelente desarrollo de varietales, tales como el Malbec, Torrontés, Cabernet Franc y Bonarda. Y es una vitivinicultura que crece, evoluciona y madura en una dirección que le permite volver a los blends con todo el conocimiento de cada una de sus cepas.

En ese sentido, la Argentina es mucho más que Malbec, es vino de alta calidad en relación a su precio. Poseemos climas diversos y óptimos que permite tener múltiples varietales que son cultivados en suelos diferentes, a lo largo y a lo ancho del país, que pueden ser cosechados en distintos puntos de madurez, vinificados de diferentes manera, etc. Este considerable número de variables permiten que el enólogo mezcle y obtenga un vino con gran paleta de aromas y sabores donde el resultado final es mayor que la suma de las partes.

María Laura Ortiz es vicepresidente de la Asociación Argentina de Sommeliers; Cerfified Sommelier de la Corte Master Sommelier y Diplomada en la Asociación Internacional de Sommeliers, chef y bartender.


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