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EL VINO, ¿UNA CUESTIÓN DE GÉNERO?

El vino, ¿una cuestión de género?
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12/09/2014
Lugar dominado por hombres, las mujeres también se abren camino por los viñedos. Incluso, las bodegas los piensan de acuerdo a quién los consume. El debate está sobre la mesa.

El mundo del vino es, a nivel internacional y en general, un ámbito donde se encuentran más hombres que mujeres. Sin embargo, la tendencia va cambiando con el transcurso de los años.

Copa de vino tinto

Muchas veces se hace referencia a vinos para mujeres o vinos apuntados a la mujer. En general, son frutados, frescos, más ligeros, para beber jóvenes y de estilos secos a dulces.

Quizás esta afirmación sea adecuada en lugares donde la mujer no consume vino -o alcohol, en general- y se ajusta más a esa condición que al género en sí. Esos vinos apuntan a los segmentos de consumidores que recién entran a la categoría y comienzan a beber vinos simples y fáciles de entender.

También apuntan a momentos de consumo específicos, como el aperitivo, como los cócteles, en ambientes informales o en la sobremesa. Pero en lugares donde la mujer tiene cultura vitivinícola, como la Argentina, probablemente esta segmentación no responda a la realidad.

Existen varias encuestas, como la conducida en Vinexpo, con foco en las consumidoras del Reino Unido, o el estudio de mercado del Observatorio Español del Mercado del Vino, que echan luz al respecto. Uno de los resultados más interesantes es que las poblaciones encuestadas consumen mayor cantidad de vino tinto que de otros estilos.

Ambos relevamientos también afirman que hoy las mujeres son las que adquieren y eligen el vino en mayores oportunidades: desde los supermercados, donde se llevan el porcentaje más alto de decisión y compra, hasta las tiendas especializadas y los restaurantes, donde se verifica un marcado protagonismo.

Con sorpresa, se siguen escuchando descripciones de vinos con el adjetivo femenino. Un vino femenino es, supuestamente, elegante, suave, equilibrado... Sin embargo, muchas mujeres responden a ese arquetipo, y otras no tanto, sin por eso dejar de ser femeninas.

En oposición, se habla de vino masculino haciendo referencia a un gran cuerpo, estructura y taninos marcados. No es extremista pensar que, en los días que corren, estas calificaciones hacen referencia a patrones arcaicos que nada tienen que ver con el rol de la mujer (ni del hombre) actual.

En muchas oportunidades se suele recurrir a calificaciones de género para explicar la destreza: "Ellas son más sensibles, más detallistas".

Por otra parte, en los restaurantes argentinos se produce un fenómeno también singular en relación con la sommellerie.

En otros países, la tarea está más reservada a los hombres, por ejemplo en Francia, donde se encuentran pocas mujeres sommeliers (pero las que hay, suelen destacarse). Una de las teorías puede ser que allí se trata de una carrera con mucha tradición y que la baja representatividad actual responde a un modelo anterior que, de a poco, se va modificando.


Fuente: Área del Vino.

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