Bajo la supervisión del multipremiado enólogo Marcelo Pelleriti, la bodega de San Rafael produce cerca de 2.500 botellas de su vino ícono.

En los últimos años, la industria vitivinícola fue testigo de cómo el concepto de terroir fue ganando mayor protagonismo a la hora de comunicar y entender el vino.

Claro que este auge fue acompañado por un indudable salto en la calidad por parte de las bodegas nacionales.

Cafayate, en Salta; San Patricio del Chañar, en Neuquén o el propio Valle de Uco, en Mendoza, así como sus distintas "microrregiones", fueron fundamentales a la hora de afianzar el concepto de terruño.

Y en esta constante búsqueda de diferenciación en la que ha avanzado la vitivinicultura argentina también hubo lugar para la revalorización de una tradicional región y cuna de grandes exponentes: San Rafael.

Según Dolores Lavaque de Velasco, directora de la consultora Stg, "San Rafael es un terroir con más de dos siglos de historia y con características que lo hacen único".

Entre las cualidades que diferencian a este terroir, la experta mencionó "su clima templado continental semiárido y una marcada amplitud térmica; la altura sobre el nivel del mar, que oscila entre los 600 y los 800 metros; las escasas precipitaciones y baja humedad ambiente; los suelos profundos, permeables y pobres en materia orgánica y su gran proporción de días soleados".

"Todas estas son condiciones decisivas para el logro de vinos de excelencia", agregó.

Una de las bodegas que ha contribuido para revalorizar el terroir de San Rafael es Algodon Wine Estates, una bodega joven que, desde sus comienzos, contó con el asesoramiento enológico del multipremiado winemaker Marcelo Pelleriti.

En la actualidad, la bodega cuenta con 87 hectáreas implantadas, a partir de las cuales elaboran unos 150.000 litros por vendimia, en tanto que un porcentaje de la uva se vende a otros establecimientos.

"La calidad de la materia prima que obtenemos es muy buena. Por eso tenemos clientes importantes de la industria que todos los años nos compran la uva que no llegamos a producir", explicó Ignacio Goldin, responsable de Marketing y Ventas para Algodon Wine Estates.

A la hora de proyectar los próximos pasos de la bodega, el directivo contó que la meta es producir como máximo unos 220.000 litros en distintos niveles de precios. Es decir, mantener siempre el estilo de una bodega boutique, de la mano de bajos volúmenes y siempre con un ojo puesto en la calidad.

En este contexto, la estrella del portfolio, sin dudas, es Pima, el vino ícono de la bodega que tiene un precio sugerido de $550.

Según explicó el enólogo Mauro Nosenzo, que trabaja junto con Pelleriti en el desarrollo de todos los vinos, "Pima es un pentavarietal, para el cual añada tras añada mantenemos las mismas cinco cepas: Malbec, Bonarda, Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah".

"La diferencia, en cada cosecha, es que variamos los porcentajes que la componen, ya que en cada vendimia hay variedades que se destacan mucho más. En este proceso de selección somos muy rigurosos. Buscamos la mejor calidad a partir de las mejores barricas, con las que realizamos el corte final", acotó el enólogo.

En su composición, "el Malbec y la Bonarda se llevan la mayor parte, pero también es fundamental la elegancia que aportan tanto el Cabernet Sauvignon como el Merlot y el Syrah. El factor en común es que todas las uvas provienen de viñedos muy antiguos, que datan de 1946 y que alumbran uvas de calidad excepcional", completó el enólogo, oriundo de San Rafael y un gran conocedor del terruño.

Reposicionando a San Rafael

A la hora de analizar la importancia de tener un vino ícono en el portfolio, Goldin destacó que "es clave para posicionar nuestra marca en el segmento de alta gama".

Pero no sólo eso: también "ayuda a comunicar que desde San Rafael también se obtienen vinos de gran calidad. Y romper con el paradigma que San Rafael se hacen vino de mesa. Estamos trabajando mucho para desmitificar esto y lo estamos abarcando desde varios ángulos, tanto del lado del vino como del lado de la comunicación", acotó.

"La idea es comunicar el terroir de San Rafael respetando la tipicidad de cada uva", aseguró Goldin.

Según explicaron desde la bodega, en el viñedo se tienen identificadas las parcelas y les dan especial cuidado para obtener una calidad superior.

En cuanto a la elaboración, con cada variedad que luego forma parte del blend final se realizan microvinificaciones en barricas de roble francés de primer uso durante 60 días a temperatura controlada y con levaduras nativas.

A la hora de detallar cómo es el trabajo con Pelleriti, Nosenzo destacó que "con Marcelo se programan desde los trabajos de poda hasta la cosecha. Terminada la fermentación y luego de la guarda en barricas, se hace una degustación general de cada una de las variedades y barricas para obtener la excelencia en este producto".

"En este vino volcamos el trabajo especial que se hacen en nuestros viñedos, dándonos un vino con un estilo muy particular, de gran elegancia, estructura, carácter aromático y con un potencial de guarda de más de 15 años. Es un vino elegante, complejo, que necesita ser decantado para poder apreciarlo desde la primera copa. Es un ejemplar de gran calidad de un estilo particular que recuerda a algunos vinos franceses de Saint Emilion por su elegancia y complejidad", afirmó el enólogo.

Según detalló Goldin, de la primera cosecha (2009), se elaboraron unas 3.500 botellas. A la fecha tienen embotelladas las añadas 2010, 2011 y están definiendo el corte de la 2012.

"Las nuevas añadas saldrán a la venta una vez que hayamos vendido las añadas anteriores. Buscamos que este vino tenga guarda en botella, ya que sabemos que con el tiempo irá desarrollando más sus aromas terciarios", completó el directivo.

El detalle es que, para la última cosecha decidieron reducir el número de botellas en un 30%. "Es que cada vez apuntamos más a la calidad de uva que al volumen", concluyó Goldin.

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Fuente: iProfesional.