Te presentamos las próximas novedades que saldrán en la industria vitivinícola.

Un grupo muy Col

Col Wine es un nuevo proyecto liderado por extranjeros en el Valle de Uco que, a esta altura, se parece más a la Unión Europea que a Mendoza. La diferencia con los otros proyectos, como por ejemplo Clos de los Siete, es que sus propietarios provienen de varios países: son holandeses, ingleses, portugueses, norteamericanos y venezolanos.

Poseen 60 hectáreas en las que plantaron vides orgánicas y planifican construir una casa club y un hotel de 25 habitaciones, diseño del estudio Bórmida y Yanzón, pensados para integrarse con el medio ambiente. Los finales de obra se calculan para el año 2013; sin embargo, para romper el hielo, el grupo decidió hacer su primer vino comprando uvas a productores de la zona y elaborando en la bodega de Karim Mussi (quien será su enólogo asesor); lo llamaron Alpasión. Se trata de un Malbec de crianza (que están disfrutando sin compartirlo demasiado) y un Reserva, que esperamos probar para la primavera de este año.

Mini biodinámicos

A quienes no pudieron probar los vinos biodinámicos, Bodega Krontiras les facilita la experiencia. Lanzaron el primer Biodinámico 375 cm3. Son versiones pequeñas de su Fresh Malbec (que también es único en su género) y de su Rosé, propuesta que permite una aproximación, en pequeñas porciones, a vinos en crecimiento.

La opción costará al público unos $45 y se suma con mucha fuerza al portfolio de la bodega de capitales griegos. A su vez, para fin de año, esperan concluir su sector social en Lunlunta.

Daniel Pi y sus hijos imperfectos

Seguramente pensaban que éramos tan buenos en las críticas de vinos como para exceder los límites y criticar otros aspectos de la vida de los enólogos como, por ejemplo, su familia. Bueno no, al menos por ahora. Resulta que un día Daniel Pi decidió, junto con sus hijos, Daniela de 22 años y Gonzalo de 20 años, hacer dos barricas en el garage de su casa con la única finalidad de divertirse, pero el resultado no estuvo nada mal, así que lo embotellaron. La primera vendimia fue en 2009, se llamó Malbec de Garage y las uvas venían de un viejo viñedo de Lunlunta. En 2010 se animaron a hacer cuatro barricas que tenían un 97% de Malbec y un 3% de Cabernet Franc de Gualtallary; por esta simpleza, lo llamaron Malbec Imperfecto y porque, según Daniel, no está para 100 puntos. Esta maravillosa imperfección enológica se vende a $110 vía Twitter y Facebook.

A/Curriculum

"Si este Malbec reserva 08 fuese un automóvil, sería mediano, full e importado. Él lo compraría para ella y cada vez que pudiese, por agilidad y bajo consumo, se lo usaría (si ella lo dejara... cosa poco probable)". Este párrafo no es parte de una entrevista periodística en la cual alguien describe un vino, se trata de la contraetiqueta del A/Curriculum, el primer reserva del ex publicista Oscar Marcovecchio.

El proyecto se llama Viña Vida y está ubicado en la ruta 94 de Tunuyán (donde están los rosales, en la banquina camino al Manzano Histórico). La finca posee un excéntrico diseño de botella y está coronada por otro viñedo, con formato de plantación, en 360º. Íntegramente asesorados por el equipo de EnoRolland, lo más llamativo de este vino es lo genial de su corte: 90% de Malbec de Viña Vida y 10% de Val de Flores de Michel Rolland. No hay nada parecido en fincas y en vinos, pero habrá que esperar un par de meses para verlo en el mercado y disfrutarlo.

La versión enológica del Conde de Montecristo

La historia es más o menos así: Enrique Vollmer es un empresario alemán, aficionado al montañismo. Nunca anduvo con pequeñeces, hizo cumbre en Europa, Sudamérica, Norteamérica y algunos picos del Himalaya. En una de sus múltiples incursiones, decidió venir a Sudamérica, acompañado de un amigo, para escalar algunos picos menos conocidos y concurridos de Perú.

En el descenso de uno de los volcanes de Arequipa, en la cordillera volcánica peruana, un grupo de escaladores austríacos venía bajando y Vollmer vio cómo el grupo se desplomaba cayendo a una grieta interminable y sin posibilidad de rescate. Conmocionado por la escena, Enrique quedó ciego por el shock y tuvo -forzosamente- que armar campamento. Frente a esta situación y en medio del horror, su compañero le dijo que iba por ayuda para el rescate... y nunca regresó.

Luego de algunos días, ciego, hambriento y con hipotermia, Enrique decidió dejarse morir. Pero en ese momento fue rescatado por los aborígenes, quienes le brindaron asistencia que logró que la ceguera no fuese permanente. Con masajes y ungüentos evitaron la amputación de los dedos por congelamiento. Su recuperación, en medio de la selva, tardó algunos meses.

Curado de sus heridas, volvió a Alemania para intentar retomar su vida, pero se enteró de que su amigo nunca ordenó el rescate y que hizo más: lo declaró muerto en Alemania. Sin recuperarse de esta absurda traición, supo, además, que su mujer ya había rehecho su vida. A pesar de la inmensa decepción, ese día decidió que invertiría en Sudamérica en agradecimiento a quienes lo rescataron.

Compró un viñedo semiabandonado en La Primavera, Tunuyán, contrató familias, implantó cerca de 200 hectáreas de viñedo regadas por aspersión, montó una bodega con tanques de acero inoxidable hechos por los mismos obreros de la finca, que recibieron capacitación, y le dio más posibilidades de trabajo a la gente de la zona; logró así que sus vinos tuviesen un carácter muy particular.

Esta historia es para presentarles Vollmer, vinos compuestos por una amplia gama de monovarietales que próximamente se podrán disfrutar en la Argentina.

Destilado de Bonarda

Sol de los Andes es la destilería que produce ANIAPA, el único destilado premiado de la Argentina, que en el 2011 recibió el galardón al "mejor aguardiente del mundo". Sí, leyó bien, del mundo. Mejor que escoceses, chilenos, norteamericanos, italianos y franceses.

Sumado a este premio y debido al auge importante de la Bonarda argentina en los foros mundiales de vinos, los productores y distribuidores sumaron y vieron con oportuna simpatía la posibilidad de crear un destilado de Bonarda, que se incorpora a la amplia gama de varietales de ANIAPA. Suena tentador, pero paciencia: habrá que esperar hasta el 2013 para disfrutarlo.

No puede con su genio

Matías Michelini es un tipo inquieto en materia de vinos. Y este año combinó vacaciones y algo de trabajo. Junto con la sommelier Paz Levinson y sus respectivas parejas se dedicaron a ver viñedos en el paralelo 42. Esta comarca andina está cada vez más cercana a la viticultura y tienta mucho -por su diferencia de suelo- a aquellos enólogos que deseen innovar.

Matías compró una importante cantidad de Chardonnay de la localidad de El Sapo (Chubut) para elaborar... no sabemos qué, seguramente un nuevo invento. Al cierre de esta edición, las familias Levinson y Michelini se encuentran en Bariloche desgranando Chardonnay, poniéndole hielo seco y mandándolo a Mendoza para su posterior vinificación.

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Fuente: Gabriel Bosso - El Conocedor.