Vinos & Bodegas seleccionó diferentes ejemplares que se caracterizan por su gran cuerpo y su "hándicap" para acompañar diferentes platos.

Hace tiempo, cuando se hablaba de "vinos de invierno" se solía pensar en vinos potentes, como un Cabernet Sauvignon bien concentrado. O, a lo sumo, en tintos densos, como un Malbec con buena crianza en madera, de esos que, como se suele decir, se pueden "cortar con cuchillo".

Pero los tiempos cambiaron: hoy van ganando terreno los vinos con mayor frescura, con notas de frutas sin mucha sobremadurez y una madera que, a lo sumo, complejice pero no tape.

Sin embargo, entre los blancos sin dudas hay un estilo bien definido para el invierno: en general son vinos con mucho cuerpo, bien cremosos, con peso durante su recorrido por el paladar y con notas propias de su paso por barricas.

Por sus características, estos blancos son ideales para acompañar diferentes tipos de platos: pastas rellenas, con salsas a base de crema; carnes blancas bien condimentadas, pescados ahumados y hasta como entrada, para darle batalla a un buen plato de mollejas.

Vinos & Bodegas defiende este tipo de exponentes "old school", especialmente en épocas en las cuales la frescura chispeante se convirtió en el nuevo estilo a seguir.

Dedicacion Personal Chardonnay 2011 - Bodega Alfredo Roca - Precio sugerido: $131


Es uno de nuestros blancos old school favoritos y que, añanda tras añada, entrega lo que uno busca en este vino: de la mano de sus nueve meses de añejamiento en barricas francesas y americanas, su nariz está plagada de frutas tropicales y de pepita, bien maduras, frutos secos, toques lácticos y algunos tostados. En boca hay una continuidad de la paleta aromática y se luce por su gran untuosidad, que le garantiza una gran presencia en el paladar y una larguísima persistencia. Sabroso y con tanto cuerpo que le dará pelea a un amplísimo abanico de platos.

Terrazas de los Andes Reserva Chardonnay 2012 - Bodega Terrazas de los Andes - Precio sugerido: $106,50


Chardonnay de muy buena factura, donde predominan las frutas tropicales, como la piña, pero sin excesos. Acompañan trazos florales y frutos secos. En boca es un vino untuoso, de gran amplitud y acidez equilibrada, que le confieren un largo, muy largo final, por encima del estándar que marca esta cepa. En ese largo recuerdo perduran y se potencian en el paladar notas de frutos secos y ricos tostados. Por su textura y su aromática, es un Chardonnay ideal para una cálida mesa de invierno.

Tukma Gran Torrontes - Bodega Tukma - Precio sugerido: $ 128


Es largo el debate sobre si la madera y el Torrontés hacen buena pareja. Hay quienes se convirtieron en fervientes detractores de esta comunión; otros, en tanto, permanecen indiferentes. Pero este ejemplar que llega del Norte Argentino, elaborado a partir de antiguos parrales ubicados a más de 1.900 metros sobre el nivel del mar, definitivamente cautiva. Hay leves toques florales, propios de la variedad, pero también hay mucha fruta blanca y una penetrante vainilla. En boca mantiene el pulso fresco pero con un volumen que lleva al Torrontés a otro nivel. Cierra con una rica paleta, que recuerda a los cítricos y a un cóctel de frutas blancas. Si te gusta esta cepa y todavía no lo probaste, te estás perdiendo de algo.

Salentein Reserve Chardonnay - Bodegas Salentein - Precio sugerido: $118


Sin ser de los más oleosos y densos, este ejemplar de Salentein exhibe elegancia y equilibrio. Su aromática en nariz es suave, con un mix que conjuga peras, manzanas y levísimos tostados. En boca muestra lo que se espera de un vino que permaneció en contacto con roble y con una proporción que realizó fermentación maloláctica: gran amplitud y algo de oleosidad, pero con pulso fresco. Deja un recuerdo láctico agradable antes de apagarse.

Séptima Obra Chardonnay 2012 - Bodega Séptima - Precio sugerido: $119


Este blanco no es de los Chardo old school en tanto presenta un buen mix entre la acidez -que imprime frescor- y una untuosidad -que le otorga hándicap para afrontar determinados platos. Rica paleta en nariz, mesurada, sin estridencias, donde convive su perfil tropical con el aporte de notas de frutos secos. En boca es redondo y surgen aromas que recuerdan a los duraznos secos, pero sin abusar de la sobremadurez. Largo recuerdo.

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Fuente: J.D.W. - iProfesional.