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¿QUÉ PODEMOS ESPERAR DE LOS VINOS PARA TODOS LOS DÍAS?

¿Qué podemos esperar de los vinos para todos los días?
Tiempo de lectura:
4 minutos

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19/08/2011
Son los más consumidos y, por ende, los más comentados del mundo. Conozca qué son los "everyday wines" y hasta dónde se les puede exigir. Todos los pormenores de una categoría que no para de crecer.

Con el auge internacional del vino, la categoría "everyday wines" (vinos para todos los días) se ha vuelto la más popular en todo el mundo. Suena lógico si se tiene en cuenta que más del 90% del consumo global de vinos es de etiquetas que cuestan menos de US$ 15. Y, más allá de lo que cada uno puede pagar a diario, en nuestro país, la franja más caliente de esta categoría va de los US$ 2,5 a los US$ 8 (es decir, de los $10 a los $30, aproximadamente).

Ahora bien, ¿qué se le debe exigir a un vino de este precio? En primer lugar, hay que tener en cuenta que suelen ser producciones grandes, por lo general de varios miles de botellas. Esto es importante a la hora de juzgar su calidad, ya que no es lo mismo hacer diez mil de un súper vino, con todos los cuidados desde la viña, que producir a gran escala.

Claro que hay un límite cualitativo de base que todo vino debe cumplir, ya sea en Tetra Brik, damajuana o botella. Pero nuestras exigencias deben ser acordes con lo que estuvimos dispuestos a pagar, entendiendo que, en la Argentina, la mayoría de los precios están en consonancia con la calidad, más allá de que para muchos, estén algo por encima de la media en la actualidad.

La relación calidad-precio de nuestros vinos es muy eficiente, aunque hay excepciones positivas (best value) y negativas (sobrevaluados). Pero concentrémonos en la franja que va de los $10 a los $30. Lo más importante es que el vino que elegimos comprar nos tiene que gustar, es decir, debe satisfacer la necesidad más básica, porque no por ser económico, tiene que ser desequilibrado o agresivo. Muy por el contrario: debe ser agradable en nariz, amable y fresco en boca y poseer un atractivo carácter frutado. Si el vino es de los mejores, además gozará de cierta tipicidad, ese atributo que marca las diferencias para muchos consumidores a la hora de las preferencias. No obstante, esto no es exigible, como tampoco lo es la buena madera -más allá de que haya tenido algún contacto con el roble (chips, duelas o paso rápido por barricas)- y, mucho menos, su capacidad de guarda, simplemente porque no estuvieron concebidos para ello.

Entonces, hay que elegir los más jóvenes que se consigan.

Tampoco hay que olvidarse de que estos vinos suelen ser más frágiles y que la exposición a altas temperaturas (por ejemplo, en la cocina con el horno encendido), o bien descorcharlos y guardarlos para el día siguiente, suelen perjudicarlos notablemente.

Por suerte, y como vengo sosteniendo desde hace un tiempo, la industria nacional avanza a pasos agigantados, y eso incluye a estos vinos. Los bodegueros saben claramente que sólo tienen una chance de conquistar al consumidor (cuando descorcha la botella y se sirve una copa) y no quieren desaprovecharla.

En los últimos dos años, el incremento de vetas en esta categoría obligó a muchos productores a crear nuevas líneas intermedias y, gracias a ello, hoy la oferta disponible para disfrutar todos los días es tan diversa como atractiva. También por este motivo, casi a diario surge un nuevo vino destacado para tener en casa y beber a menudo.


Fuente: Infobae.


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