De autor, boutique, personales. Más allá de que sabemos que existen, no es fácil dar con aquellas etiquetas que hacen una diferencia por fuera del mainstream. Te sugerimos qué tomar y dónde.

Números más, números menos, en la Argentina hay unas mil bodegas produciendo miles de etiquetas distintas. Pero esas cifras son engañosas. No importa cuántas marcas existen, lo importante es cuántas están disponibles. La distinción podría ser filosófica: lo real no es lo mismo que la realidad. Como en todo mercado, los líderes concentran gran parte del mismo, y más allá de la enorme oferta disponible, en la mayoría de los casos se consumen unos pocos vinos que siempre provienen de las grandes bodegas.

Por suerte, algunos restaurantes buscan diferenciarse del resto, armando cartas de vinos personales, buceando en las regiones productoras por etiquetas diferenciadoras, que marquen cierta exclusividad. Vinos de bodegas pequeñas, de autor, en muchos casos proyectos alternativos de reconocidos enólogos, que más allá de su perfil mainstream elaboran sus propias marcas, a veces como capricho, siempre como negocio. Son vinos que no se consiguen en los restaurantes usuales, que no llegan al supermercado, y que incluso suelen no estar siquiera en las grandes vinotecas. Pensados para consumidores que gustan de lo distinto. Aquí, cuatro ejemplos, en cuatro restaurantes.

El Imperfecto 2010 en HG (Fierro Hotel)
Soler 5862

Como Jefe de Enología del gigantesco grupo Peñaflor (Trapiche, El Esteco, Las Moras y más), Daniel Pi está acostumbrado a pensar en millones de litros. Tal vez por eso decidió, en modo paralelo, dar vida a El Imperfecto. Un vino literalmente "de garage" (lo produce en el garaje de su casa, junto a su hijo Gonzalo), que solo vende personalmente o por redes sociales. En Buenos Aires lo ofrece un único restaurante: HG, en el Hotel Fierro. "Elegimos nuestros vinos con la meticulosidad de los curadores de arte. Y El Imperfecto es uno de los que brillan en nuestra cava. Un Malbec de Gualtallary, en el Valle de Uco, que se destaca por su concentración, equilibrio y complejidad. Fue cortado con un 3% de Cabernet Franc, en lo que constituye una enorme paradoja: lo que hace que se denomine "imperfecto" es, justamente, lo que lo hace casi perfecto. Ideal para acompañar la interpretación de Hernán Gipponi, nuestro chef, de una cocción larga de cordero Patagónico, provolone, morcilla, lentejas y pimientos", dice Andrés Rosberg, sommelier ejecutivo de HG.

The Apple Doesn't Fall Far From The Tree 2010 en Aldo's Vinoteca
Moreno 376

Pocos lugares en la Argentina ofrecen una selección tan pensada e inteligente de vinos como Aldo's. No extraña: este lugar nació como un altar dedicado al vino, pero un altar bien terrenal, con precios muy amigables. Y, entre varias etiquetas, encontramos este The Apple Doesn't Fall Far From The Tree Malbec 2010, elaborado por Matías Riccitelli. Matías es hijo de Jorge Riccitelli (prestigioso enólogo a cargo de bodegas Norton), pero se define por mucho más que un parentesco. Y, entre los grandes vinos que elabora, está este Malbec nacido en Luján de Cuyo y Perdriel. Así lo describe Adriana Morales, sommelier de Aldo's: "Un vino violeta intenso, con notas florales y fruta negra madura; una expresiva nota especiada característica de la zona. Un ejemplo de expresividad y tipicidad. Gran vino para acompañar nuestra tradicional milanesa de bife de ternera para compartir y unos ricos hongos salteados".

Inéditos Bonarda Pura en Siamo Nel Forno
Costa Rica 5886

En los últimos tiempos, mucho se habló en el ámbito del vino sobre temas como la influencia de la madera, el nivel de alcohol o la concentración buscada. Verdaderas discusiones, con argumentos acalorados, tweets irónicos e idas y vueltas en revistas especializadas. Este Bonarda del gran enólogo Matías Michelini se hace cargo de la discusión, y se ofrece como un vino distinto al denominador común del mercado local. Es parte de la línea Inéditos de Passionate Wines, hecha a modo de experimento. Un vino extremo que, como todo extremo, genera reacciones: están quienes lo aman y quienes lo detestan. Con apenas 11,4% de alcohol (un número muy bajo para un tinto argentino) y sin paso por madera, esquiva la concentración para mostrarse ligero y fácil de beber. Tanto que Nestor Gattorna lo ofrece para acompañar las pizzas de Siamo Nel Forno, un restaurante que también escapa a la norma, con sus pizzas 100% italianas. Un vino fresco, una cepa originaria de Italia y una pizza que bien podría ser servida en Nápoles. Una combinación lejana a la tradición.

Vicentín Blanc de Malbec 2012 en Bar du Marche
Nicaragua 5946

La apertura de Bar du Marche renovó el aire palermitano con un nuevo espacio en donde el vino -tanto en botella cerrada como servido por copa- es protagonista. El espacio ofrece una gran selección de etiquetas de bodegas grandes y pequeñas, y las acompaña con los sabores honestos de una cocina de bistró, además de geniales tablas de quesos. La chef Mariela Invernizzi ofrece allí un salmón mi-cuit al horno, con lima, oliva, cilantro, soja y sésamo, al que recomienda acompañar con un vino original: el Vicentín Blanc de Malbec, elaborado con nuestra cepa patria, pero que al estar apenas prensado (y luego fermentado sin piel) no llega siquiera a ser un rosado, aunque su tono va para ese lado. Fresco, con intensos aromas frutales típicos del varietal, este vino está esperando por el salmón recién salido del horno.

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Fuente: Andy Cohen - Conexión Brando.