10 cosas que debe hacer todo amante del vino. Noticias de vinos y bebidas. espaciovino - Vinoteca online
TU PEDIDO
¿Ayuda? Llamanos al 5352-8466 (VINO)

10 COSAS QUE DEBE HACER TODO AMANTE DEL VINO

10 cosas que debe hacer todo amante del vino
Tiempo de lectura:
6 minutos

Compartir

02/03/2012
Alrededor de la bebida nacional gira un mundo de lugares, situaciones y momentos para que los enófilos descubran y disfruten.

Vivir el vino no es sólo beberlo, sino también vincularse con cuestiones que tienen que ver con su conservación, su creación, su origen o el vínculo que tiene con nosotros y nuestras costumbres. Por estas razones, a continuación detallamos 10 puntos importantes para que todo amante del vino agende.

1. Tener una cava propia en casa
Es interesante tener un espacio para guardar las botellas de manera organizada, porque a ellas les gusta descansar como a nosotros: acostadas, serenas, sin ruidos, sin cambios de temperatura y a oscuras. Es decir que lo mejor es que tengan un lugar especial que será uno de los ambientes más mágicos de la casa. Claro que si es espacioso, se transformará en un sitio ideal para descorchar alguna botella. Los vinos deben estar acomodados de manera tal que su identificación sea de fácil lectura. Al menos un apartado debe reunir las etiquetas más importantes, de larga guarda, que se abrirán sólo en grandes ocasiones.

2. Participar de una vendimia
Cosechar uvas una mañana completa es entender uno de los trabajos fundamentales en la elaboración de un vino. La recolección de estos frutos, y su calidad, no sólo es el factor más importante que tienen blancos y tintos, sino que es el esfuerzo y el producto de todo un año de trabajo. Varias son las bodegas que ofrecen cosechar como actividad turística. Lo mejor es que la experiencia sea de una mañana completa para comprender el esfuerzo y lograr un contacto más íntimo con la viña.

3. Recorrer alguna región vitivinícola argentina
En nuestro país existen varias regiones productoras vitivinícolas con servicios turísticos de buen nivel. Salta posee un trazado muy bien señalizado, con muchos establecimientos abiertos al público y hoteles rodeados de viñas. La ruta en San Juan es algo más caótica, pero sus paisajes imponentes lo hacen olvidar todo. San Patricio del Chañar recién empieza, aunque ya cuenta con varias bodegas abiertas al turismo con restaurantes; en tanto el punto alto de La Rioja llega con el resort Chañarmuyo Estate (www.chanarmuyo.com.ar), junto a la bodega homónima. Mendoza es otro tema; allí son varias las alternativas (todas tienen servicios para turistas) y lo mejor es dividirlas en distintos viajes (Luján de Cuyo, Valle de Uco, San Rafael, etcétera). Para cualquier amante del vino recorrer alguna de estas zonas permite entender más cabalmente los vinos, conocer de cerca su clima, su suelo, su gente, algo clave para asimilar los sabores de cada región. Uno regresa a casa con una percepción diferente al haber conocido el lugar de nacimiento de esos blancos y tintos que tanto nos gusta beber. Tenga en cuenta algo: el mejor momento del año para visitar fincas es entre diciembre y abril, cuando los viñedos se visten de verde y ganan en color.

4. Hacer cursos de degustación
Es clave conocer ciertos elementos básicos de la degustación, no sólo la tipicidad de cada cepa. Los cursos, más que ayudar a dar letra y a hablar de frutas rojas, notas florales y demás, aportan conocimientos para identificar defectos y reconocer cuándo la madera está avasallando la fruta y cuándo no; datos importantes para quienes beben vino a diario. Las mejores escuelas para tomar cursos son la Escuela Argentina de Sommeliers (EAS, www.sommeliers.com.ar), el Centro de Vinos y Espirituosas (www.cave.com.ar) y la Wine Education Society (www.escuelawes.com.ar). Existen alternativas para diferentes niveles y pretensiones; desde cursos cortos hasta carreras de sommelier de dos años.

5. Tener una bibliografía amplia sobre vinos
Es sabido que cuanto más se sabe sobre vinos, más se los puede disfrutar. Leer sobre la historia de las cepas, sobre los grandes vinos del mundo e incluso sobre los aspectos económicos, políticos y coyunturales de la industria ayuda a entender más. Existen excelentes libros nacionales y extranjeros. No pueden faltar el Oxford companion to wine, de la británica Jancis Robinson, y el World atlas of wine, de Hugh Jonson. Entre los nacionales, los libros de Miguel Brascó, Gustavo Choren y la Guía Descorchados son hoy en día los imprescindibles.

6. Hacer un club de vinos con amigos y conocidos
Se trata de organizar reuniones periódicas en las que cada integrante aporte una botella temática. Grandes blends, vinos franceses, Pinot Noir de alta gama, Malbec del Valle de Uco o ejemplares añejos son algunos de los tópicos que se pueden tener en cuenta para los primeros encuentros. Quizá en algunas reuniones sea interesante probar a ciegas, es decir, sin saber el orden de los vinos.

7. Probar un vino de viñedos más antiguos que uno
Los viñedos, cuando son bien manejados, con los años logran un equilibrio especial. Una de las claves es el desarrollo de sus raíces y cómo se estiran hurgando los suelos pedregosos en busca de agua y nutrientes. Las uvas de estas plantas añosas traen consigo esa genética que les aporta el tiempo, imposible de lograr en una planta joven. Pero más allá de la indudable calidad, lo interesante de beber un vino de un viñedo más viejo que uno es el juego lúdico y el desafío íntimo de meditar y analizar el fruto de la planta y el fruto de uno. ¿Habrá crecido de mejor manera la planta o uno mismo?

8. Beber un vino del año del nacimiento o del casamiento
Para volver a revivir aquella épocas. El vino, con su carácter, dirá muchas cosas que pasaron ese año.

9. Tener un juego de copas Riedel y usarlo sin pensar que se pueden romper
La calidad de las copas es casi tan importante como el vino a degustar. Sinónimo de excelencia en cristalería es la casa austríaca Riedel, considerada algo así como la Rolls Royce de las copas. Esta marca se instaló definitivamente en el país y tiene a Jumbo de importador. Por esto, sería bueno poner en la estantería las copas Riedel que uno sólo guarda para ocasiones especiales y comenzar a usarlas todos los días sin temor a que se rompan.

10. Beber blancos como aperitivos
Muchos blancos locales son muy versátiles a la hora de beberlos antes de comer por lo frescos, livianos y simples. Además, tienen menos contenido alcohólico que los cocktails tradicionales y, como si fuera poco, suelen ser más económicos. Recomendamos las cepas Torrontés, Sauvignon Blanc y Viognier para disfrutar antes de una cena.


Fuente: El Conocedor.


OPINÁ SOBRE ESTA NOTICIA


Selecciones especiales