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MARIDAJES NAC&POP: VINOS PARA ZAFAR LA CENA DIARIA

Maridajes nac&pop: vinos para zafar la cena diaria
Tiempo de lectura:
9 minutos

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02/01/2013
El editor de Play Boy me encargó una nota para los solteros que piden delivery y comen viendo la tele. Es decir, una selección de vinos y comidas reales para gente real. Esto es lo que escribí.

La típica postal publicitaria sería la de una parejita cenando en un restaurante palermitano, él con reloj grande y de marca top, ella, con alguna joya fina decorando su amplio escote. Sobre los platos (iluminados por las velas), hay un pedacito de atún casi crudo regado con una salsa de eneldo noruego. Y en las copas, un blanco de destellos áureos, de esos que vos pagarías en cuotas y que el muchacho de la postal debitará de su tarjeta premium.

Eso en la postal. Pero en la vida real y para el resto de los mortales, la cosa es muy distinta. Vos llegás a tu casa molido después de un día en el que el teléfono llegó a tener el mismo timbre que el martillo neumático de los obreros en la esquina te tu oficina. Un día en el que dejaste pasar dos subtes antes de poder quedar aplastado contra la puerta durante ocho estaciones. Un día como tantos otros, en el que al abrir la heladera por la noche no hay otra cosa que la pizza fría de antes de ayer para cenar. "¿De qué maridaje y copas de cristal me hablan?", le dirías enfurecido a la publicidad, "¡lo que yo necesito es que alguien me ayude a digerir este mazacote mientras miro la tele!"

Si sos de los que compran un vino porque le gusta tomar una copita rica pero no de los que se revientan la tarjeta en cenas gourmet con centollas fueguinas, lo que sigue es para vos.

Pizza fría con rosado frío

La pizza fría es un clásico del departamento de soltero, eso lo sabe todo aquel que alguna vez vivió solo. Pero no por clásico está menos vigente. Pasa que pedir una muza al delivery y no acabar con sus ocho porciones es un signo de buena salud (mental y digestiva). Contra todo lo que marca el recetario nacional, la pizza va mejor con vinos. Y de todos ellos, no hay como un buen rosado frutado y fresco para hacerle la segunda. Un buen ejemplo puede ser Jean Rivier Rosé 2012 ($45). Bien tapado, tira tres o cuatro días en la heladera además. Así, vos te das un gusto del día después, al acabar las dos o tres porciones que dejaste dentro la caja en la heladera, ya que el sabor frutal del vino le pone un contrapunto ideal al gusto ácido y cremoso de la muza porteña.

Snacks & Syrah

Puede no haber un buen cuchillo en tu cocina, pero estamos seguros de que siempre hay snacks variados. Desde un pack de Twistos sabor jamón a una bolsa de papas fritas Lays o maníes salados Pehuamar, en toda casa que se precie de tener alguna trasnoche a la semana hay alguno de estos ingredientes. El plan perfecto -que convierte, de paso, tu snack en algo superior- es tener también un queso crema y un salame picado grueso o unas aceitunas negras. Ahí ya tenés la cena asegurada en la mesita del living, para ver tu serie favorita o juntarte y hacer una previa con amigos. El vino, en cualquier caso, debe ser frutado y sencillo al paladar, para poder amalgamar sabores tan distintos. Como un Tracia Syrah 2011 ($24), por ejemplo, que además de ser accesible cumple sobradamente su cometido de buen gusto.

Pancho vienísimo con blanco buenísimo

El pancho, como el sol, aunque no lo comamos siempre está. Ya que pocas comidas se preparan tan fácilmente como un panchito con mostaza. El truco para que sea un bocado superador está en estos dos puntos: uno, comprar alguna vez una salchicha ahumada -en el súper cuestan 19 pesos y rinden 6 panchitos-; dos, tener un aderezo singular como una mostaza antigua o una de dijón que, según la marca, pagás entre 20 y 35 pesos. Para completar el combo tenés que comprar un buen vino blanco, que con los aderezos se lleva claramente mejor que cualquier tinto. Ejemplos perfectos de precio módico serían Portillo Sauvignon Blanc 2012 ($28), de acidez filosa y buena aromática; también Norton Sauvignon Blanc 2012 ($28), envolvente y refrescante. Ambos con tapa a rosca, podés además guardarlos en la heladera un par de días para el ballotage de la picada.

Milanesas napolitana con blend tinto

En materia de delivery, la única carne que zafa bien es la milanesa napolitana. Te explicamos por qué: la combinación de mozzarella con salsa te tomate sirve para enmascarar cualquier aceite excedido y, de paso, esa pizca de orégano que las cubre y que engaña al paladar es todo un detalle de sabor como para dejarse deprimir por las circunstancias. Y si las papas fritas llegan húmedas, todos sabemos que un golpe de horno las revive aunque no las inmortaliza. Ahora, el punto central, es: si todo el combo resulta un mediocre pero necesario kit de supervivencia para adquirir por teléfono pasadas las 23 horas, ¿qué puede ser lo único que empuje la mesa a una noche de maravilla? Claramente, un buen vino. Y uno bueno no significa caro. Por ejemplo, un blend como Estancia Mendoza Cabernet Sauvignon-Malbec 2011 ($18), frutado y jugosos, o Don Valentín Lacrado 2011 ($26), que además de clásico es un gran vino tinto, de frescura frutal y cuerpo medio. Cualquier de ellos levanta el puntaje de la milanesa en varios dígitos.

Bondiolita en sándwich con Cabernet

Otro clásico del hombre que está sólo y no espera es parar en la parrillita del barrio y hacerse con un sándwich de bondiola de cerdo con chimichurri. Es como si en el imaginario del porteño, especialmente, el sándwich tope de gama fuera este, y en menor medida el de vacío y allá lejos, el choripán. Pero pongamos que entrás a tu casa con una bondiola suculenta que cortás en tres pedazos para poder comerla mejor. ¿Qué vino es el indicado? Los cortes de cerdo destacan por su buena grasa fundente y si hay chimi, por el picor moderado, de ahí que un tinto frutado y con taninos atemperados sea el contrapeso ideal. En esa línea, un Cabernet Sauvignon es ley. Buenos ejemplares son Territorio 2011 ($38), salteño y con buen cuerpo; también Norton 2011 ($28), con fruta evidente y cuerpo medio. Dos tintos ideales para comprar y tener en casa para cuando saques turno en la parrilla.

Hamburguesa completa con vino tinto

La hamburguesa es un sabor infantil porque no tiene un gusto definido, sino que junta muchas puntas contrapuestas en un combo que termina por gustar más que nada por la facilidad de consumo. La tomás con las manos y le entrás a un pan blando y un alimento de textura grasosa. Dicho así parece una porquería. Pero cuando estás frente a la TV viendo el partido de tu equipo, que toquen el timbre y te dejen una bolsa de cartón con una hamburguesa con papas fritas es como si volvieras a ser el emperador que fuiste de niño, al que todos servían y cuidaban. Hacenos caso: no completes el plan infantil con una gaseosa. Mucho mejor es tener un vino de buen cuerpo y abundante sabor frutal, para que entre bocado y bocado barra de un plumazo el gusto soso de la hamburguesa y te deje el paladar limpio y fresco para el próximo mordisco. Exactamente así funciona Portillo Malbec 2011 ($28) o Michel Torino Colección Tannat ($25), dos tintos que proyectarán sombra adulta sobre el niño que llevás dentro.

Empanadas & Torrontés

En tu casa no hay nada para comer pero tenés la puerta de la heladera llena de imanes con casas de comida. De todos, hay uno que es el más recurrente: empanadas. Pedís siempre media docena -tres de carne picada a cuchillo picante y tres de jamón y queso- que devorás con gusto de pie en al cocina o sobre el teclado de la computadora mientras chateás vía Facebook con una chica que te gusta (y la que le mentís diciendo que comiste una rica pasta al dente con salsa fileto). Si es así, al menos date un gusto. Cuando vayas al súper comprá una botella de Amalaya blanco 2012 ($40), un Torrontés con una pizca de Riesling, y tenelo en la heladera frío. No hay -y lo repetimos para dejarlo más claro- no hay mejor combinación que una empanada de carne suave o picante con un rico Torrontés. El perfume del vino, su textura tersa y el paso ágil, además de quitarte la sed compensa holgadamente el gusto de las empanadas. Acordate.

Pasta lista Maruchan con vino blanco

En la alacena de tu casa tenés yerba mate, Toddy, un paquete de arroz sin abrir, dos latas de tomate y un vaso de pastas Maruchan. Sí, esas pastas chinas a las que le tirás un chorro de agua hirviendo y tenés en menos de tres minutos unos fideos sabor indefinido -sean de pollo, cerdo o res- al que es más que necesario ponerle un punto de frescura, si querés que en tu vida haya algo de dignidad. Para eso, nada mejor que un buen blanco. Goyenechea Chardonnay 2011 ($26) ofrece la frescura y el sabor frutal justos; sino, Latitud 33º Chardonnay ($35) suma además el paso ligeramente untuoso, que combina bien con la textura de las Maruchán.


Fuente: Joaquín Hidalgo - Planeta Joy.


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