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GOLOSINAS DE UVA: OCHO VINOS DULCES PARA DESPUÉS DE CENAR

Golosinas de uva: ocho vinos dulces para después de cenar
Tiempo de lectura:
4 minutos

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23/08/2011
Tardíos y fortificados forman una rica categoría de vinos que se imponen para las noches de frío. Cómo beber tintos y blancos dulces y con qué maridajes.

En Argentina existe una vieja costumbre muy arraigada de beber una copita de licor entre la cena y la cama. En los últimos años, sin embargo, una nueva categoría de vinos dulces, sean tardíos o fortificados, entraron en escena y les robaron parte del protagonismo a los licores. A diferencia de ellos, ofrecen un rico abanico de sabores. Si lo que busca es un vino para el postre, o uno que le permita cerrar la cena con quesos, nueces y avellanas, atento a las recomendaciones que siguen.

Norton Cosecha Tardía 2010 ($21). Este 100% Chardonnay tiene el doble mérito de haber sido el primero y de conservar un precio de amigos. A diferencia del resto listado aquí, se bebe más como un vino blanco frío que como una golosina. Eso sí, con una porción de selva negra en una reunión familiar es un caballito de batalla inmejorable.

Latitud 33 Tardío 2010 ($28). Corte elaborado con base a uva Semillón -la más típica para vinos dulces- este tardío de bodegas Chandon es dulce, aromático y refrescante. Frutado, ofrece una rica nota de ananá y cítricos maduros. A la boca es ligeramente dulce, mineral y con el paso refrescado de una rica acidez. Está muy bien, porque no aburre. Ideal con unos bombones de chocolate amargo.

Trivento Brisas de Otoño 2008 ($40). Elaborado con a base de Sauvignon blanc y Viongier, es aromático y destaca por su complejidad, con notas de mango, cítricos y maracuyá. Al paladar entra dulce y mineral, con un rica acidez. Lo que manda es la dulzura, con rica fruta en boca y elegancia. Perfecto para un postre casero hebras de alcayota, queso crema, nuez molida y un hilo de miel, con junto a dos hojitas de menta por toda decoración.

Graffigna Centenario Tardío Viognier 2007 ($51). En el terreno de los tardíos, este va en una categoría superior, y no sólo en precio. Dulce y untuoso, es dorado a la vista y se propone curiosamente tropical en sus aromas, con una rica nota de mango. Intenso, su secreto al paladar es el balance, con rica acidez. Ideal para el que no le gustan los tardíos, funciona bien para cerrar una cena con un picoteo de quesos: azul, morbier, algún brie amoniacal.

Ciclos Malbec Tardío 2008 ($54). La última moda en vinos dulces son los tintos tardíos. Aparecieron hace unos 5 años, tímidamente al principio, luego con creciente vigor. La mayoría son a base de Malbec, como este de Bodega El Esteco: perfumado, untuoso y con carácter, su buena acidez y paso fresco trabajan a la perfección en el paladar. Un vino perfecto para comer un típico "quesillo con cuaresmillo", y hacer el maridaje salteño entre el origen del vino y del postre.

Saurus Pinot Noir Tardío 2008 ($75). Todavía único en su especie, este tardío de Pinot Noir elaborado en Patagonia por Familia Schroeder es una golosina de uva tinta. Con una dulzura bien balanceada en la acidez natural del vino, es untuoso y tiene el paso envolvente, condición ideal para acompañarlo con una tabla de chocolate amargo como los Grand Crus de Salgado, castañas de cajú o simplemente unas castañas tostadas en el horno.

Malamado ($80). Clásico, este vino acaba de cumplir diez años en el mercado. Se trata de un Malbec elaborado a la manera de oporto, por lo que resulta aromáticamente frutal, con las típicas notas de ciruelas del varietal, y arrobante al paladar por su kick licoroso (18% de alcohol), que el da potencia y calor a la boca. Nos gusta beberlo junto a una tableta de chocolate amargo, bombones y frutos secos como almendras y nueces.

Afincado Tardío Petit Manseng ($100). En nuestro país, Terrazas es la única bodega que elabora esta rara variedad del sudoeste francés. Y lo hace con buen mérito. Complejo, es un tardío impactante que cumple con todas las fantasías sobre un vino de postre: aromáticamente intenso, con cítricos maduros, pasas y notas de miel. En boca es amplio y suave, con una rica acidez mineral que lo hace cordial y le resta empalago. Rara exquisitez, es perfecto para quesos fuertes.


Joaquín Hidalgo - La Mañana de Neuquén.


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